Este verano seguirá siendo diferente para todas. Sin embargo, las previsiones apuntan a que alrededor de 10.000 niños, niñas, adolescentes y jóvenes se sumarán a las actividades del “verano para soñar” de los centros juveniles de los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora. Unas iniciativas que, además, serán posibles gracias a la colaboración de 1.500 personas voluntarias que dedican su tiempo al servicio de los demás.
Imaginación, innovación, seguridad sanitaria y acción en lo local seguirán estando presentes este verano al que se suma la vuelta de algunos campamentos y encuentros que contarán con todas las medidas de prevención necesarias. Con este enfoque la Confederación Don Bosco de Centros Juveniles reclama una mirada más amplia hacia las necesidades de la infancia y la juventud durante este verano y de cara a la normalidad a la que se enfrenta la sociedad tras la crisis sanitaria de la COVID-19.
Desde la Confederación Don Bosco insisten en reinventarse en el sentido de adaptarse a las actuales necesidades de niños, niñas, adolescentes, jóvenes y su entorno y apostando por el tiempo libre como ámbito educativo. “No podemos negar la realidad, pero sí podemos decir que soñamos de nuevo con un verano de campamentos, de juegos, de risas, de reencuentros, de volver a las acampadas en el monte y a las calles de las ciudades. Tenemos por delante un verano para soñar”, explica Manuel Seguín, vicepresidente de la Confederación.
Por este motivo, la propuesta de la Confederación pasa por seguir adaptando, rediseñando e innovando en sus actividades, haciendo compatible la realidad de la infancia y la juventud con las medidas sanitarias establecidas. En este contexto, lanzan la campaña “Verano para soñar”, cuyo objetivo es visibilizar todas las actividades que están realizando en los centros juveniles, así como facilitar recursos para un ocio saludable y ecológico y motivar a los centros juveniles a que no detengan su actividad.
“La apuesta de los centros juveniles salesianos es la de no quedarse quietos desde la responsabilidad, poniendo siempre en el centro a la persona y sus necesidades, atendiendo de manera especial a la infancia y la juventud en riesgo de exclusión”, explica Pedro Hernández, coordinador nacional de Centros Juveniles.
Obstáculos en los derechos de la Infancia y la Juventud
La Confederación Don Bosco considera que durante esta crisis sanitaria, se ha dejado a un lado a los niños, niñas, adolescentes y sus familias a la hora de establecer medidas o tomar decisiones. Además consideramos junto con otras entidades de infancia y juventud que las actividades de educación no formal no han sido suficientemente tenidas en cuenta a la hora de establecer regulaciones de cara al verano, afectando a los derechos de niños, niñas y jóvenes y su acceso a actividades de ocio y tiempo libre.
Asimismo, la Plataforma de Infancia y el CJE han señalado que esta falta de espacios para los niños, niñas y jóvenes puede tener otros efectos negativos para su salud, como el aumento del sedentarismo y la obesidad, la sobreexposición a pantallas, problemas de salud mental o la limitación del efecto positivo de la exposición al sol. Las limitaciones para realizar estas actividades también afectan la capacidad de las familias para la conciliación.
Por todo ello, las organizaciones de infancia y juventud piden a las administraciones públicas que regulen adecuadamente estas actividades durante la época estival; que se tenga en cuenta al sector a la hora de tomar medidas; que se trate de homogeneizar las medidas entre las Comunidades Autónomas, y que se garantice que no se generan barreras de acceso a niños, niñas y jóvenes de entornos vulnerables.
Como parte de su responsabilidad y carisma, la Confederación Don Bosco seguirá atendiendo a la infancia y a la juventud pese a los retos y dificultades que esta pandemia está planteando, y confía en convertirlos en una oportunidad para promocionar, atender y acompañar a niños, niñas y jóvenes, con la convicción de que las necesidades generadas por la situación actual (emocionales, educativas, sociales, económicas y de alimentación) hacen que la labor de las personas voluntarias, salesianos e hijas de María Auxiliadora, sea totalmente necesaria. La Confederación invita a soñar como lo hizo Don Bosco y a ir recuperando una normalidad también para la Infancia y la Juventud.