Haití se enfrenta a la pandemia sin reconstruir ni solucionar sus problemas

11 enero 2021

“La situación política y social en Haití es catastrófica”, explica Jean Paul Messidor, responsable en el país de los misioneros salesianos. “A la violencia, la inseguridad, la pobreza, la falta de servicios básicos… tenemos que enfrentarnos a la pandemia y las graves consecuencias económicas y sociales que está dejando en el país”, añade Messidor.

Haití ya se enfrentaba a las graves consecuencias del terrible terremoto que asoló el país el 12 de enero de 2010. Once años después, el país sigue a medio construir y con un Gobierno incapaz de abordar los problemas estructurales que necesita Haití. “Tras el desastre hubo una gran voluntad para reconstruir Haití y hacer un país renovado… Los Salesianos fuimos de los primeros en comprometernos en la reconstrucción del ser humano y de las infraestructuras. Y hemos trabajado mucho en la reconstrucción de muchos de nuestros centros, pero con los años este impulso ha decaído. Hoy estamos paralizados y hay que enfrentarse a emergencias como la pandemia. Haití es un estado de extinción de incendios”, dice el misionero salesiano. “Aún hoy nosotros tenemos tres centros todavía con partes en reconstrucción”.

“Más de seis millones de personas en Haití viven bajo el umbral de la pobreza, muchos niños han abandonado las escuelas por problema económicos, miles de personas han perdido sus empleos, los precios aumentan… Este es nuestro día a día”, advierte Messidor. “Sin embargo ni los misioneros en el terreno, ni Misiones Salesianas pierden la voluntad de seguir al lado de los que más lo necesitan”, añade Eusebio Muñoz, director de la organización.

Durante este tiempo de coronavirus han realizado programas de sensibilización sobre las medidas de protección para el alumnado, los profesores y la sociedad en general; han realizado y distribuido más de 8.000 mascarillas; han repartido kits de higiene y alimentos a más de 3.000 familias vulnerables; y han puesto en marcha un proyecto de distribución de semillas y herramientas agrícolas que ayudará a 1.500 familias.

Además, cerca de 24.000 niños, niñas y jóvenes vulnerables son atendidos por los misioneros salesianos y participan en programas o acuden a centros educativos salesianos en Haití. “Seguimos creyendo en la educación como única salida para los niños, niñas y jóvenes más pobres. Siempre serán más pobres si no tienen acceso a la educación”, añade Messidor. Desde Misiones Salesianas siguen comprometidos con el futuro de Haití apoyando a menores y jóvenes para que puedan seguir recibiendo educación.

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