La mayor empleabilidad de colectivos vulnerables pasa por romper prejuicios

2 octubre 2020

Por FISAT.

La mesa de diálogo de buenas prácticas sobre Responsabilidad Social e inserción sociolaboral sentó, en la III Jornada de RSC “Quiero Ser Social”  de la Fundación Ángel Tomás- FISAT, a destacados agentes que trabajan por y a favor de la inserción laboral de personas en situación o riesgo de exclusión social.

La Fundación María María Auxiliadora y Fundación Novaterra expusieron su experiencia en el acompañamiento de personas en el camino de la inserción sociolaboral; por su parte Dispromerch y Alcampo Alicante aportaron sus buenas prácticas en sus respectivas líneas de Responsabilidad Social  e inserción laboral de colectivos vulnerables. 

En la mesa redonda también participó Iñaki Pérez Rico, director general de Calidad Democrática, Responsabilidad Social y Fomento del Autogobierno quien reconoció el papel fundamental de la Responsabilidad Social, “ es el camino por el que debemos caminar como ciudadanos y ciudadanas para cimentar una sociedad en la que nadie se quede atrás”.

La inserción sociolaboral implica un proceso de acompañamiento por parte de las entidades del tercer sector. “Una intervención integral que aúna las competencias en habilidades sociales,  buenos hábitos para que luego todo eso repercuta en calidad de vida, en una socialización mejor de la persona. Hablamos de una inserción laboral que conlleva una inserción social”, explicó Manolo Izquierdo, técnico de empleo e insertor laboral en la Fundación María Auxiliadora. 

Tanto Izquierdo como Emili Altur, gerente de la Fundación Novaterra, reconocieron que existe una mayor sensibilidad hacia la RSC tanto por parte de las empresas como de la Administración pública. Sin embargo, también pusieron de manifiesto la dificultad  que supone implicar a la pequeña empresa. “En general aquellas empresas de un cierto tamaño que se lo pueden permitir sí que se están cuestionando cosas, el problema es que hay empresas de un staf medio bajo que les cuesta a veces visualizar esto en su realidad, en la cadena de producción», explicó Altur. “Que grandes empresas lo hagan es genial pero tenemos que encontrar el cómo llegar a estas medio bajo empresas que al final crean red y crean sociedad; el volumen es importante pero la creación de red es también muy importante”. 

También confluyeron en la mayor barrera con la que se encuentran las entidades del tercer sector a la hora de tratar de implicar a las empresas en la inserción sociolaboral: “El estigma del imaginario colectivo”; “Podemos romperla, sí, pero cuesta mucho”, acordaron.

Alcampo Alicante y Dispromerch son ejemplo de empresas que han apostado por la inserción sociolaboral en su RSC; sus testimonios han ayudado a derribar prejuicios como que la incorporación de personas que provienen de itinerarios de inserción sociolaboral pueden afectar negativamente a la productividad.

Cristina López-Tello, responsable de Recursos Humanos en Alcampo Alicante: “Incorporar a cualquier persona conlleva una pérdida de productividad porque supone incorporar a una persona que no conoce la cultura de la empresa, no conoce las tareas asociadas al departamento al que está asignado. Al final lo que influye es más el compromiso y la implicación de la persona que el colectivo al que pertenece”. 

Como empresa piden que las personas que vengan derivadas tengan “compromiso y actitud”. “Los conocimientos, las competencias se van adquiriendo con la rutina pero el compromiso y la actitud es lo que va a hacer que funcione al final la relación laboral”.

Maribel Muñoz, directora de Dispromerch, empresa especializada en marketing operacional, cuenta con una experiencia de más de 30 años dedicada a la formación de personas de colectivos vulnerables.  “Las personas que llegan a ese centro de trabajo, llegan con tantas ganas e ilusión tanto enganche, que realmente vale la pena contar con ellas porque además crea en el equipo una sensación diferente, se hacen como más humanos, solidarios, están más unidos entre ellos”. 

De la implicación y responsabilidad de la Administración pública para fomentar la Responsabilidad Social; Emili Altur reconoció que de un tiempo a esta parte la Generalitat Valenciana es más sensible, pero instó a trasladar también esa sensibilidad al ámbito local. “A veces nos encontramos con un muro. Se dan circunstancias en la que los técnicos están encasquillados por determinados hábitos legales, les cuesta incorporar nuevas modalidades de contratación, absolutamente legales que contempla la ley de contratos y se dan situaciones paradójicas en las una empresa que reúne todos los criterios de la RSC pierde frente a una empresa `estándar’ por 0,01 céntimos del presupuesto porque no han concretado determinadas cláusulas sociales”. 

Por su parte, Pérez Rico asumió que  la Administración “tiene que dar ejemplo en todo momento a la hora de la contratación y mostrar que hay una fórmulas de hacer las cosas. Tenemos la ventaja que nosotros no tenemos que ir hacia unos beneficios económicos sino sociales y tenemos que tener la capacidad de seguir trabajando en ese sentido”.

La mesa redonda se celebró en el marco de la III Jornada de Responsabilidad Social Corporativa de FISAT; financiada por la Conselleria de Participación, Transparencia, Cooperación y Calidad Democrática.

 Puedes ver la sesión de la Mesa Redonda en el canal de Youtube de la Fundación Ángel Tomás- FISAT. 

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