“Nos sentimos comprendidos, apoyados, valorados, amados”

3 abril 2020

“El Papa Francisco nos enseñó que no es un problema ser pocos. Es un problema no tener sabor”. El cardenal Salesiano Cristóbal López, Arzobispo de Rabat, recuerda el viaje del Papa Francisco a Marruecos, que tuvo lugar hace apenas un año (30-31 de marzo de 2019). Desde entonces, la pequeña Iglesia de Marruecos ha continuado su camino, fortalecida por la decisión del Papa Francisco de crear al Arzobispo de Rabat Cardenal. Es el mismo Cardenal Cristóbal quien hace un balance de la situación, un año después de la visita.

Un año después de la visita del Papa Francisco, ¿qué quedó de ese viaje y cómo lo han aprovechado?
 
En primer lugar, trajo un recuerdo indescriptible. El recuerdo de una extraordinaria experiencia de comunión eclesial, la memoria de un pueblo marroquí, dirigido por las autoridades, feliz de recibir al Papa. La visita nos trajo las indicaciones que el Papa nos dejó en sus diversas intervenciones, así como el discurso de Su Majestad el Rey, que fue extraordinario en su contenido y en su forma.
 
La visita del Papa nos ha traído el compromiso de dirigir nuestra vida cristiana en línea de lo que el Papa nos ha enseñado con sus palabras, pero también con sus gestos, con su testimonio, con su ejemplo.
 
La misión del sucesor de Pedro es “confirmar a los hermanos en la fe”. Y el Papa Francisco ha hecho gestos concretos confirmar la fe de nosotros. Nos hemos sentido comprendidos, apoyados, valorados y sobre todo amados.
 
¿Hay algún mensaje del Papa Francisco que haya quedado particularmente impresionado en la Iglesia de Marruecos?
 
Hay varias cosas que nos han impresionado. La primera es que no es un problema ser pocos, es un problema ser sal que ha perdido su sabor o luz que no ilumina nada. La segunda es que nuestra Iglesia debe cumplir su misión evangelizadora, no a través del proselitismo, sino a través del testimonio y del diálogo interreligioso.
 
Por lo tanto, que la dimensión samaritana de nuestra Iglesia (y de toda la Iglesia universal) es fundamental y forma parte de nuestra identidad y de nuestra misión.
 
¿Hay alguna recomendación importante que el Papa Francisco les haya dejado?
 
Le dije al Papa que en Marruecos preferimos no hablar de “migrantes”, sino de “personas en situación de migración” o “personas migrantes”. Y dijo más o menos así: “Sí, sí, debe ser así. Porque desgraciadamente estamos instalados en una cultura del adjetivo, que etiqueta y define a las personas a través de una característica: homosexual, migrante, político… debemos pasar a una cultura del sustantivo, en la que vemos, sobre todo, al ser humano en su identidad profunda. Lo vemos como una persona, como un hermano… pero más allá de las calificaciones que puedan convenir, para que su dignidad fundamental no se vea disminuida en nada”.

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