Amigos y amigas,
Durante mi viaje de ida y vuelta en tren a Turín para participar al encuentro con el Papa Francisco pude leer y reflexionar la Carta Encíclica “Laudato Sí”, y también pude gozarla y “alabar al Señor” por la hermana naturaleza, por la casa común.
Leí con mayor atención el capítulo tercero donde el Papa habla de las raíces de la crisis ecológica dado que tiene tanto que ver con las nuevas tecnologías, por ello con las comunicaciones sociales: “No nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica. Hay un modo de entender la vida y la acción humana que se ha desviado y que contradice la realidad hasta dañarla. ¿Por qué no podemos detenernos a pensarlo? En esta reflexión propongo que nos concentremos en el paradigma tecnocrático dominante y en el lugar del ser humano y de su acción en el mundo” (101).
Cuando el Papa habla de una “Ecología Humana” por restaurar, coloca la tecnología justo en el lugar que le corresponde, al servicio del hombre integral: “La humanidad ha ingresado en una nueva era en la que el poderío tecnológico nos pone en una encrucijada. Somos los herederos de dos siglos de enormes olas de cambio: el motor a vapor, el ferrocarril, el telégrafo, la electricidad, el automóvil, el avión, las industrias químicas, la medicina moderna, la informática y, más recientemente, la revolución digital, la robótica, las biotecnologías y las nanotecnologías. Es justo alegrarse ante estos avances, y entusiasmarse frente a las amplias posibilidades que nos abren estas constantes novedades, porque «la ciencia y la tecnología son un maravilloso producto de la creatividad humana donada por Dios». La modificación de la naturaleza con fines útiles es una característica de la humanidad desde sus inicios, y así la técnica «expresa la tensión del ánimo humano hacia la superación gradual de cier tos condicionamientos materiales». La tecnología ha remediado innumerables males que dañaban y limitaban al ser humano. No podemos dejar de valorar y de agradecer el progreso técnico, especialmente en la medicina, la ingeniería y las comunicaciones. ¿Y cómo no reconocer todos los esfuerzos de muchos científicos y técnicos, que han aportado alternativas para un desarrollo sostenible?” (102).
Se trata de una ecología armónica que hace referencia a Dios como creador, al hombre como su hijo y a la naturaleza como su criatura. Por extensión las nuevas tecnologías entran dentro de esta lógica que no puede ser pervertida.
Os invito a leer y a reflexionar esta Carta Encíclica, y también a gozarla y a alabar a Dios, buscando reconstruir como salesianos comunicadores la casa común junto con todos los hombres, particularmente los jóvenes de buena voluntad, de acuerdos siempre al plan original de Dios en Cristo.
Os auguro una buena lectura y una buena comunicación de la Carta. Os saludan los miembros del Dicasterio para la Comunicación.
d. Filiberto Gozález