"El gobierno de Sierra Leona ya nos conocía por el trabajo que hacemos con los niños de la guerra y nos pidió ayuda ante esta situación. Pensábamos que serían unos 30 ó 40 niños, pero después del primer mes nos dimos cuenta de que los números eran mucho mayores de lo que imaginábamos. Ahora tenemos un albergue para 120 huérfanos del ébola", explica el P. Crisafulli.
Con ayuda de organizaciones extranjeras como Manos Unidas, los salesianos en Sierra Leona reformaron una escuela transformándola en un peculiar orfanato. Y es que al tratar con niños que han estado en contacto con infectados del ébola las medidas de precaución e higiene son extremadamente estrictas, en las que un fallo o un descuido puede ser fatal.
"Cada niño tiene su propia manija para abrir el agua de su ducha, por lo que nadie toca nada que ellos hayan tocado. Nosotros trabajamos con niños que vienen con un certificado de ‘ébola free’, es decir que no están infectados de ébola, pero aun así tenemos que seguir un protocolo muy estricto porque un simple error puede contagiarte", explica el sacerdote.
Y es que según precisa, algunos de esos certificados que acreditan que no se está contagiado de ébola son falsos. Por eso todos los niños que llegan al albergue de los salesianos pasan por un periodo de cuarentena en la llamada ‘zona A’, se trata de una carpa en la que los chicos están aislados del resto. Tiene capacidad para 60 personas, pero el centro puede albergar a 120 chicos en total.
"Como este virus tiene 21 días de incubación, hay veces que se piensa que no se está infectado pero simplemente quizás los síntomas aún no se han manifestado todavía. Todos los chicos que vienen a nosotros, sean del país que sean pasan este periodo de cuarentena con enfermeras que han sobrevivido a este virus por lo que pueden guiarle (…) Hay mediciones de temperatura cada tres horas en la zona A durante los 21 días que están los chicos allí para registrar desde el primer momento cualquier cambio en ellos", afirma el P. Crisafulli.
Los chicos que llegan allí están solos porque el ébola les ha quitado todo. Padres, madres y hermanos han muerto por este virus, sin embargo el objetivo de los salesianos es que se reintegren con su familia extendida, es decir que sus tíos o abuelos se hagan cargo de ellos. "Tenemos trabajadores sociales y voluntarios sierraleoneses que cuando llega un niño y se comprueba que está sano viajan al pueblo del que procede para encontrar a algún miembro de su familia extendida para que después pueda volver con ellos", asegura.
Sin embargo esto no es siempre posible bien porque no queda nadie vivo o porque sus familiares no quieren hacerse cargo del niño. "Uno de los problemas graves que del que hemos sabido recientemente es que hay veces que la familia extendida no quiere acogerlos porque quieren quedarse con las tierras de los padres que han muerto y que le corresponde al niño por único superviviente. Así lo rechazan, dicen que es brujo y que por su culpa murió toda la familia y así se quedan con las tierras del chico. Por eso hemos contratado algunos abogados para que se hagan cargo de estos problemas y así los niños tengan un futuro".
El P. Crisafulli finaliza recontando sobre las ‘familias sustitutas’ que acogen niños; sobre la formación que reciben en el centro, la cual se vale de la música, la danza y la lúdica para sacarlos de su trágica situación; y sobre el inicio de la actividad agrícola que les ayuda a ser responsables. Advierte además de la necesidad de “trabajar unidos contra las raíces de la pobreza que son la ignorancia, la falta de educación, la corrupción. Abramos los ojos y los oídos. Sintámonos corresponsables".