Estudió con los salesianos desde pequeño y su sistema educativo ya le cautivó. Después estudió Magisterio en Blanquerna y Pastoral Juvenil y Catequética en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Fue ordenado sacerdote en 1984, pero ha sido animador de grupos de fe y catequesis desde los 15 años y hasta hoy. Su trayectoria gira en torno a tres ejes: Don Bosco, jóvenes y fe, y de hecho, ha ocupado cargos como Responsable Provincial de Oratorios y Centros Juveniles Salesianos o Delegado Provincial de Pastoral Juvenil. También ha sido miembro del Patronato de la Fundación Pere Tarrés (1994-2006).
Como gran conocedor de la vida y obra de Don Juan Bosco (1815-1888) y de su sistema educativo, en el bicentenario de su nacimiento nos acerca a la figura de este santo y nos cuenta su influencia en la enseñanza, la educación en el tiempo libre y en la sociedad en general.
De pequeño, usted estudió en la escuela de los Salesianos de Rocafort, pero ¿cómo descubrió el estilo educativo de Don Bosco?
Entrar en los Salesianos de Rocafort hizo que viviera un ambiente que me gustaba. Yo había estado en otras congregaciones y podía comparar, y capté que los salesianos estaban muy volcados y presentes en nuestras vidas, algo que veíamos en positivo. También veía que jugaban con nosotros y si era necesario se arremangaban la sotana, lo que me sorprendía. En ese momento no entendía porque lo hacían, pero es el estilo educativo de Don Bosco. Otro aspecto que me enganchó era ver el buen ambiente que había entre ellos.
Y después, de joven, ¿que le atraía más de su ideario?
Diría que más que el ideario, de Don Bosco me atrajo su estilo de vida y educativo. No es tan importante lo que pensaba o escribía sino lo que hacía. Es un estilo que a mí me gusta mucho: era un cura que quería mucho a los jóvenes y que por ellos se jugaba la piel. Este es el aspecto que siempre me ha impactado más de Don Bosco, que siendo un sacerdote del siglo XIX, se entregó a los jóvenes y especialmente a los más masacrados y excluidos por la sociedad de aquel momento.
Precisamente en relación a los jóvenes, ¿cómo resumiría los puntos clave de la filosofía de Don Bosco?
Lo fundamental es la estimación a los jóvenes por encima de todo. Es un amar sin esperar nada a cambio, es buscar siempre el bien del joven, y no un bien limitado sino un bien para siempre, es decir, quería que fueran felices en la tierra pero también en la eternidad. También es fundamental su manera de buscar lo más positivo de cada uno. Por mucho que un niño pareciera desestructurado o muy travieso, él sabía encontrar el punto positivo que hacía posible poner en marcha todo el proceso educativo. Por último, destacaría la confianza que tenía en los jóvenes en una sociedad que era fundamentalmente de adultos y la importancia del optimismo en su sistema educativo: había sacrificio y esfuerzo, pero nunca se perdía la alegría.
Parece una filosofía muy actual. ¿La importancia radica en hacerlo hace 200 años?
Es que yo creo que es un santo muy moderno, especialmente su estilo educativo y también el tipo de relación con los demás. En este sentido, siempre he pensado que este punto de modernidad puede "pegar" en todas las épocas, también en la actual, y que puede servir incluso para cualquier laico.
¿Qué influencia tuvo San Francisco de Sales en la forma en que Don Bosco enfoca su sistema educativo?
Muchísima. Ya de entrada, aconsejado por su director espiritual, Don Bosco inicia su obra bajo la advocación de San Francisco de Sales. Era un santo que le gustaba mucho por su dulzura y por su amabilidad con el trato. Vio que de cara a su metodología educativa enfocada a jóvenes que necesitaban estimación y autoestima y que podían ser de trato difícil, el estilo de San Francisco de Sales era muy apropiado. Curiosamente, la congregación que funda jurídicamente se llama Congregación San Francisco de Sales, y de ahí venimos los salesianos, a pesar de la distancia en los siglos entre San Francisco de Sales y Don Bosco.
La influencia del mensaje de Don Bosco va más allá de los centros y entidades de la familia salesiana. ¿Es bastante conocida o reconocida esta herencia por la sociedad en general?
Diría que no es suficientemente conocida y eso está en los deberes y carencias que tenemos como congregación, no hemos sabido hacer propaganda y nos hemos movido mucho en el día a día, la sencillez, y aunque para Don Bosco fueron muy importantes los medios de comunicación social, curiosamente creo que no los hemos terminado de explotar por completo. Quizás hemos sido una congregación más pendiente de mirar hacia adentro que hacia fuera. Ahora se están haciendo las cosas un poco diferente pero el bagaje nos ha pasado factura.
¿La celebración del bicentenario, ha ayudado a difundir su mensaje?
Ésta ha sido, al menos, la intención. Se ha hecho una apuesta seria para conocer mejor su figura, tanto para el público en general como dentro de la familia salesiana, ya que a menudo nosotros mismos nos quedamos con las cuatro ideas principales y deberíamos profundizar más en su mensaje. De hecho, se ha avanzado mucho en la difusión de los pequeños detalles de su estilo educativo y están publicando estudios y libro serios sobre su figura y vida.
Actualmente, ¿cuál es la presencia de la familia salesiana en Cataluña?
Dentro de la familia salesiana hay ámbitos que están presentes en Cataluña hace mucho tiempo, como todo lo que hace referencia a la escuela profesional. No podemos olvidar que la primera presencia en Cataluña se inicia con los Talleres Salesianos de Sarriá, a finales del s. XIX y que se puede considerar el inicio de la escuela profesional. Este campo no lo hemos perdido, pero además, hemos sumado todo lo que hace referencia a escuelas, centros recreativos y centros juveniles, y también se han desarrollado dos ámbitos más, como son las parroquias y las plataformas de educación social, centros abiertos, Unidades de Escolarización Compartida (UECS), Centros Residenciales de Acción Educativa (CRAE) … y mantenemos la sección de publicaciones a través de la editorial EDEBE. Paralelamente, está la familia salesiana laica, formada por gente muy formada que ha ido asumiendo cargos de responsabilidad y que vive este espíritu salesiano y este estilo de vida y educativo en el día a día.
Entre estas ramas, como comenta, hay escuelas y centros de educación en el tiempo libre. ¿Cómo se vincula la educación formal y la no formal?
Tenemos un poco de todo, algunos centros de tiempo libre están vinculados a un colegio y tienen la ventaja de disponer de muchos más recursos materiales, instalaciones … y de otros centros de tiempo libre dependen de una parroquia o son más autónomos y tienen más precariedad. El elemento más interesante sería señalar que la escuela puede detectar qué niños necesitan el ocio para desarrollarse mejor o para aprender a relacionarse con los demás, de modo que la educación formal los lleva a la no formal y esto les aporta una experiencia de amistad, de tiempo libre, de contacto con la naturaleza, que quizá la escuela no le puede dar. El estilo educativo, sin embargo, se vive tanto en la escuela como en la entidad de tiempo libre.
¿La realidad de los niños que llegan al tiempo libre desde la escuela y la de los que llegan desde la parroquia del barrio, es muy diferente?
Ciertamente, una de las glorias del tiempo libre salesiano es que es un espacio de amplia acogida y donde viene la gente más sencilla del barrio. En general, son espacios en zonas populares y los niños son de familias con dificultades, sobre todo económicas … Los centros abiertos hacen posible también otro tipo de atención, con niños con necesidades ya más específicas. En lugares donde conviven centros de tiempo libre y centros abiertos es interesante la relación. Con el triángulo escuela, centro abierto y tiempo libre ‘, los niños disponen de muchos recursos y medios para su desarrollo y para mejorar su situación.
De hecho, Don Bosco fomenta la educación sobre todo entre los niños y jóvenes más pobres. ¿Teniendo en cuenta el elevado índice de pobreza infantil que vivimos hoy, como ve la labor de los centros diarios?
La veo fundamental. Creo que a nivel de nuestra institución se ha hecho una apuesta muy seria para estas plataformas de educación social que antes comentaba y un esfuerzo económico incluso con dinero propio donde no llegan las ayudas públicas. Potenciar estas plataformas es imprescindible para que muchos de estos niños no tienen instituciones que los apoyen en horario no escolar. Es un poco lo que hacía Don Bosco, en cada momento facilitar lo que hacía falta, si era por la noche hacía una escuela nocturna, si era en domingo organizaba alguna actividad, adaptaba el horario y las acciones a las necesidades de los demás.
¿Cree que la figura de Don Bosco ha influido en la manera de hacer de la educación en el tiempo libre?
No sé si se lo ha tenido muy en cuenta o no, pero hay elementos del tiempo libre que enganchan perfectamente con el estilo educativo de Don Bosco. Su insistencia en crear un buen ambiente para mejorar la experiencia educativa es fundamental en el tiempo libre, así como el fomento de las relaciones personales, la amistad, la estimación a los niños, buscar que cada uno desarrolle los aspectos que se adaptan más a su forma de ser, la alegría …, son pequeños detalles que acercan el mundo del tiempo libre y los valores salesianos.
Usted es maestro de pastoral y ha ocupado diferentes cargos vinculados a jóvenes y pastoral, como delegado provincial de Pastoral Juvenil. ¿Cómo cree que se debe trabajar el trascendente con los jóvenes?
Es una pregunta compleja. No es fácil, ni por parte de los jóvenes ni por lo que implica la vivencia religiosa. El joven actual tiene muchos valores pero el ambiente religioso que había antes ahora no existe. Quizás antes esa religiosidad era una falacia, porque era muy externa, sociológica, y no penetraba en la persona, por lo tanto tampoco creo que sea bueno tener nostalgia del pasado ni comparar los jóvenes de antes con los de ahora.
Los jóvenes de ahora son como son y eso es lo que debemos asumir. Hoy, creo que es importante darles la oportunidad de vivir experiencias, quizás experiencias que de entrada no son del mundo de la trascendencia, pero que pueden prepararlo, como trabajar el silencio, la contemplación, o trabajar la interioridad y las relaciones más allá de la inmediatez. Esto serían fases previas para luego ir a otras alternativas. Se trata de un proceso, un itinerario de educación en la fe, donde la relación con el trascendente debe mostrarse por una serie de experiencias que te acercan y no por una experiencia puntual ni por grandes discursos y predicaciones catequéticas. Las vivencias deben hacer reflexionar, pensar, que vean que en este camino se encuentran a gusto, que son felices y que empiezen a entrar en contacto con este mundo misterioso del trascendente hasta llegar a la experiencia que para mí es la más bonita: pensar que esta vida vale mucho la pena porque hay todo un Dios que te ama.
Si este proceso debe ser vivencial, ¿la educación en el tiempo libre es un buen espacio para fomentar la fe?
Es fundamental. Siempre he creído mucho en la educación en el tiempo libre como un espacio de experiencias con oportunidades para el mundo religioso, aunque es muy complicado en estos momentos por cómo vienen los monitores y como vienen los niños. Creo que es una plataforma evangelizadora privilegiada porque los niños van libremente, van a pasarlo bien, y pueden vivir cosas que pueden ser medios para llegar a la trascendencia: la alegría, la fiesta, el contacto con la naturaleza … todo esto puede formar parte del camino a lo trascendente.
¿Por qué dice que ahora es más complicado acercar a los niños al hecho religioso?
Porque nosotros, a pesar de ser una institución religiosa, tenemos monitores no creyentes. Como institución salesiana debemos acoger a todos, creyentes y no creyentes, y nos puede pasar que un niño que ha crecido con nosotros quiera ser monitor aunque quizás no es creyente. La gran gloria de los centros de esplai es ser un espacio de acogida para todos, pero esto tiene contrapartidas. Podemos tener grandes monitores y educadores, pero si no son cristianos no tienen una identificación total con el carisma de aquel centro juvenil y si una institución religiosa tiene centros de tiempo libre es precisamente para dar una oferta de ocio con un carisma determinado, que es el cristiano.
Estos jóvenes a menudo no ven la importancia que tienen en el sistema educativo la fe y la religión y aquí puede haber conflictos. Dicen que están "en comunión con los valores", pero hay valores que tienen un nombre y un apellido y su valor sólo tiene nombre. Yo mismo hago formación de monitores y cuando hablo de la parte trascendente algunos me escuchan sólo por respeto.
Con los niños también pasa pero es diferente. Podemos tener niños creyentes y no creyentes pero si optamos por una normalización religiosa dentro del tiempo libre, lo aceptarán todo de buena gana. Al igual que podemos hacer un juego que no les guste demasiado, también podemos hacer una reflexión al final de la tarde o una celebración de la palabra … ¡ o incluso una misa! Creo importante el concepto de normalización religiosa, debe ser normal que el hecho religioso esté presente en el mundo del tiempo libre.
Así, ¿cómo definiría la relación actual entre fe y educación en el tiempo libre?
Veo dificultades pero también brotes verdes. Desde mi experiencia, estos brotes vienen cuando juntas centros de tiempo libre con grupos de fe ofreciendo a los grupos de fe ofertas de voluntariado en entidades de tiempo libre. Un ejemplo sería proponer en grupos de confirmación que hagan de monitores voluntarios. Que haya monitores integrados en grupos de fe facilita el camino muchísimo. A nivel salesiano, yo he estado defendiendo mucho este acercamiento como línea de pastoral de futuro. Si el monitor no tiene un grupo de fe, creo que al menos debería tener obligatoriamente un grupo de reflexión educativa.
¿De dónde surgen estos grupos de fe?
De las parroquias, de las escuelas … Normalmente, en nuestros centros se hace la oferta para que vayan a los grupos de la parroquia. Don Bosco también fue un propulsor de las artes.
¿Qué papel cree que juegan las artes como el teatro, malabares, música … en el desarrollo de los jóvenes?
El joven se expresa a través del cuerpo y de mil maneras. Don Bosco lo hizo con los medios que tenía: bandas de música, teatro, juegos de manos … Ahora todo el mundo artístico se ha desarrollado muchísimo y se ha convertido en un reto. La expresión artística debería ser un filón a partir del cual trabajar mejor a los centros recreativos y centros juveniles. Entre nosotros, últimamente se ha desarrollado mucho el teatro, pero yo no me quedaría sólo con eso y aprovecharía expresiones más actuales como los grafitis, la música actual y de otras que se deberían potenciar más. Sería una forma de actualizar la propuesta de Don Bosco de unir el arte y la música con el esparcimiento, el ocio y la fe.
¿Qué mensaje cree que daría hoy Don Bosco a los jóvenes monitores y monitoras que dedican su tiempo libre a hacer de voluntarios con niños?
Estoy convencido de que les diría: "Amad mucho los niños y jóvenes de manera que se sientan realmente amados, vivid su vida, estad entre ellos y no tiréis nunca la toalla cuando veáis que alguien no sigue el proceso".
Don Bosco fue un soñador. Por último, ¿cómo se puede transmitir la esperanza de un futuro mejor a los jóvenes de hoy?
En primer lugar, es necesario que recuperen la autoestima y en esto Don Bosco era un artista. El hecho de darles la oportunidad de desarrollar los aspectos en los que se sentían mejor, más cómodos y más capacidades, es importante. Y por otro lado, hay que ayudarles a concretar estas esperanzas y acompañarlos para que se puedan realizar. O sea, poner los medios con becas o buscando los lugares más adecuados donde puedan desarrollar mejor lo que desean, aunque sea removiendo cielo y tierra como hacía Don Bosco. Creo que no se ayuda mucho diciendo, "chico, chica, tú vales mucho", y luego no hacer nada para que esta valía sea efectiva.
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