Luis Fernando Medina es el director de Solidaridad Don Bosco desde 2008 pero lleva colaborando con esta ONGD especializada en educación para el desarrollo desde el año 95.
Con qué virtudes definirías Solidaridad Don Bosco?
Somos una organización fundada en el 91, por lo que tenemos una trayectoria que nos avala y el gran apoyo de nuestro promotor, los Salesianos, lo cual nos da rentabilidad, respaldo y confianza. Tenemos un grupo muy comprometido, tanto a nivel de voluntariado como a nivel técnico, y confiamos en el proyecto, intentando ser transparentes, tener un sistema de calidad, auditorías, etc.
¿En qué consisten los principales proyectos en los que estáis involucrados actualmente?
Tenemos la mirada muy fija en el áfrica subsahariana, principalmente francófona, y en este contexto tenemos hoy por hoy países que están siendo afectados por el ébola, como Malí, países afectados por conflictos políticos, como Burkina Faso, o grandemente afectados por conflictos bélicos, como República Centroafricana. A nivel de captación de recursos, este año tenemos nuestra mirada puesta en la República Centroafricana, con la campaña ‘Espacios de paz‘, que para nosotros es una campaña muy comprometida con el contexto de violencia, inestabilidad y enfrentamientos que se está viviendo en el país, apostando por recuperar aquello que creemos que puede construir la paz, que son la escuela y las actividades de formación y de tiempo libre de la juventud. Pero tenemos la mirada puesta en muchos otros proyectos.
¿Cuál es vuestra relación con los financiadores públicos?
Ni en la mejor de las etapas en las partidas de financiación pública al sector de cooperación nos parece que hayan sido suficientes. Nos hemos acercado al 0,27, al 0,30, pero el ansiado 0,7, es una cantidad simbólica que tenemos que lograr. Además, en estos últimos años, con la crisis, la cooperación internacional ha sido de los sectores más afectados, hasta el punto de que la cooperación internacional está desmantelada en el Ayuntamiento de Sevilla. Porque no es que solo haya habido una reducción de la cuantía y de las subvenciones, que se ha dado de una manera total, sino de además otro tipo de estructuras que acompañaban esta política de cooperación también han sido desmanteladas, por lo que nuestro descontento es total. Tenemos que hacer una reivindicación, incluso a aquellas administraciones que creemos que hacen un esfuerzo y que siguen teniéndonos en agenda, como es la Junta de Andalucía a través de la AACID, para que sigan aumentando las partidas y facilitando la gestión de estos proyectos.
¿Percibís algún otro tipo de apoyo mediante otras formas de financiación?
Las ONGs hemos hecho algo posiblemente mal todos estos años, que es tener una gran dependencia de la financiación pública. Hace poco me decía un gestor de una de las agencias de las comunidades autónomas con las que trabajamos que las ONGs somos adictas a la subvención. Evidentemente entendemos que la etapa que nos toca vivir no es la misma que la que hemos vivido años atrás, con lo cual tenemos que diversificar nuestras fuentes de financiación, y que no pueden ser exclusivamente públicas, el problema es que el contexto tampoco es el mejor para ello. Tenemos la suerte de tener muchos socios que donan de forma periódica, y también muchas personas que participan con donaciones espontáneas. El problema es que con esto no se compensa la caída de la financiación pública, por lo que tenemos que seguir trabajando en nuevas fuentes de financiación.
¿En qué consiste el voluntariado?
El voluntariado es la base de nuestra organización. Solidaridad Don Bosco se sostiene porque hay un grupo de personas comprometidas, de todas las edades, articuladas en nuestras sedes locales, que llevan a cabo las tareas de educación para el desarrollo y de captación de recursos. Gente que participa en los consejos de cooperación, en acciones de movilización, e incluso hay quien tiene el deseo de culminar esa experiencia participando en algún proyecto del Sur.
¿Cómo animarías a la gente a colaborar con Solidaridad Don Bosco?
Estamos convencidos de que nuestro mundo tiene que cambiar, y de que va a cambiar a medida que nosotros cambiemos. Cualquier cambio estructural comienza por un cambio personal de compromiso, y estamos convencidos de que la lucha contra la desigualdad es posible. Creo el ideal de un mundo más igualitario, con menos injusticias, donde prevalezca la paz, y donde los chicos y chicas tengan acceso a la educación, a la formación y a un futuro, es lo que sostiene a Solidaridad Don Bosco y es lo que hace que la gente también se comprometa con nuestro proyecto.
