José Antonio San Martín, en Religión Digital

5 diciembre 2014

José Antonio San Martín es responsable de la Procura salesiana en España (Misiones Salesianas y Jóvenes y Desarrollo), el motor de la solidaridad de los seguidores de Don Bosco en nuestro país, y desde ahí al resto del mundo. Ahora, especialmente, con el drama del ébola.

Sobre la primavera de Francisco, San Martín no oculta su esperanza: "Lo que estamos viviendo ahora me recuerda mucho a aquellos primeros momentos después del Concilio Vaticano II, que se vivían con ilusión, con esperanza, dando gracias a Dios. Se está inculcando el Evangelio con unas claves actuales". Y frente a los críticos a las reformas "franciscanas", una suerte de aviso a navegantes: "Si el llamamiento a la fidelidad al Papa se aplicó en tiempos pasados, apliquémoslo ahora, porque es la figura del Papa, se llame Pepe, Juan o Pablo".

¿Desde hace cuánto tiempo eres salesiano?

Desde el año 1955.

¿Estás a punto de cumplir los 60 años de profesión?

Este año en febrero cumplo los 50 años como sacerdote y de profesión los 60, efectivamente.

¿Desde siempre pensaste que querías ser salesiano?

Pues no, la verdad es que surgió: yo estudié en el colegio nuestro de La Coruña desde pequeño hasta C.O.U. y el germen vocacional me surgió prácticamente en C.O.U. Después de terminar, estuve un año en La Coruña trabajando y luego me vine para el noviciado aquí en la provincia de Guadalajara. A Mohernando, un sitio precioso.

En Misiones Salesianas estáis ahora centrados en la campaña del ébola que, aunque parece que ha desaparecido de los medios de comunicación, sigue haciendo a mucha gente pasarlo muy mal.

Pues sí, siguen pasándolo muy mal y nosotros lo que vamos a mandar desde esta revista, Misiones Salesianas, es que hay que seguir insistiendo. Porque a mi modo de ver hay un peligro que es pensar que el ébola es un problema sanitario, ya que es mucho más que eso, es un problema humano, porque los niños que han quedado sin hogar hay que mantenerlos a lo largo del tiempo y hay que educarlos y hay que liberarlos de una situación psicológicamente muy dura y económicamente muy trágica.

Donde además los que sobreviven se sienten señalados como "niños malditos", aparte de haber perdido a su familia.

Así es. Además lo del "niño maldito" es un tema que en África es una realidad, sobre todo en algunas zonas donde acusan a estos niños de ser los causantes y propagadores de la enfermedad, como un tema de brujería. Y hay que tener mucho cuidado en muchísimos aspectos, porque aparte del mal que se hace a los niños, pueden ser tan anormales (perdón por la expresión) como para llegar a destruir la obra que se está haciendo con ello, en vez de cuidarla.

Hace dos semanas estuvo aquí Jorge Crisafulli, que es un salesiano argentino, que es conocedor de primera mano de todo lo que está pasando en Sierra Leona, Libera, en los países fundamentalmente afectados por el ébola, y nos hacía un retrato esperanzador. Pero también hubo un par de frases que a mí me llamaron la atención: "El ébola está ganando la batalla" o "estamos perdiendo la batalla contra el ébola", que a mí me dio que pensar, sobre todo en un momento en el que después de que afortunadamente Teresa Romero haya podido superar el ébola, España sea un país "libre" de la enfermedad y el tema haya desaparecido de los medios. Es lamentable.

La frase yo creo, que hay que tomarla en un contexto, porque en el primer momento dijo eso y esa frase te choca a ti y me choca también a mí, pero quizás sea fruto de vivir duramente una sensación muy fuerte. Pero también fue muy bonito cómo terminó, diciendo que realmente hay que tener esperanza y que esto se va a superar en todos los aspectos. De tal manera que si cogemos la primera frase queda eso hasta "un poco mal" pero creo que hay que entenderla en el contexto que lo dijo, porque él está esperanzado y, de hecho, creo que lo están trabajando muy bien.

¿Cómo trabajáis allí?

Uno de nuestros campos importantes es todo lo que es educación. A la hora de educar hablamos de la educación en un sentido formal pero hablamos también de educación en el sentido de recoger a chicos de la calle, que están viviendo situaciones muy malas. Allí mismo en Sierra Leona hemos tenido a chicos de la guerra, de aquella guerra que dividió al país. Todo lo que es trabajar con esta gente es una labor muy importante. Y luego también se está trabajando la cuestión del tiempo libre e ir ayudando a esta gente en este momento ya que en el tiempo libre también se educa. Lo que pasa es que ahora, porque, lo primero, están cerradas las escuelas por esta situación, se ha obligado a adaptar una escuela a una residencia para niños de ébola, adaptarla para tratar de darles un lugar, porque si no tiene familia, eso va a ser una bomba de relojería. En este momento ya tienen casi alrededor de 50 o 70 y hay una previsión de llegar más, porque es lo que te decía antes, el problema del ébola es sanitario y es lo primero que hay que cortar, pero también es humano y hay que tratar de ayudar a aquellos que han tenido la tragedia de perder a sus padres, a su familia, y que están ahora en soledad.

Porque el ébola al final es una enfermedad muy dura para la que no hay cura, por lo menos de momento. Pero no deja de ser, con todo lo grave que es, un factor más de esa desigualdad, de ese descarte, de esa sociedad desestructurada, que fomenta el hambre, la pobreza, y que no crea las condiciones para el verdadero desarrollo de tantos y tantos pueblos en África.

Misiones Salesianas tenéis una campaña abierta que se llama S.O.S Hijos del Ébola, que tiene una página web. No solo trabajáis con el ébola, porque Misiones Salesianas está presente en los cinco continentes. ¿Dónde estáis presentes?

No, no, Misiones Salesianas trabaja en muchas cosas. Los Salesianos estamos presentes en este momento en 133 países: en África aproximadamente en 42 países, en Asia en unos 26, también en la zona de Oceanía, se está en la zona de Papúa Guinea, en Australia, Nueva Zelanda y en alguna isla más. Y también, lógicamente, en Europa y en América, en los dos continentes. Hay que entender que hoy en día el término de misión es más amplio que el clásico, porque hoy en Europa hay que educar y hay que evangelizar también. De hecho, es curioso, porque estamos teniendo gente de territorio clásico muy amado misionero que está trabajando ahora en Europa.

Eso da una muestra de lo universal que es ahora la Iglesia, que es Evangelio y evangelizadora, y que los europeos, el gran mundo civilizado, tenemos que empezar a aprender que tenemos muchas cosas que tomar del resto del mundo y que no tenemos todas las respuestas.

Un fenómeno curioso es el caso nuestro, y supongo que de otras congregaciones religiosas, en Vietnam, en un sentido positivo porque están saliendo muchas vocaciones, y además con un nivel intelectual alto, de universidad. Y se están ofreciendo a ir por todo el mundo (yo estuve el año pasado en Paraguay y me encontré a dos vietnamitas allí, pero hay algún vietnamita también aquí en Europa). Es muy interesante y además tiene un carácter muy dulce, muy cercano, muy humano, lo cual es muy enriquecedor en todos los aspectos y éste es un signo bonito: se les dio desde Europa y nos están dando ahora ellos, y nos enseñan muchas cosas.

Además de Misiones Salesianas ONG, por así decirlo, tenéis otra organización que es Jóvenes y Desarrollo.

Jóvenes y Desarrollo es propiamente la ONG, porque nosotros en la sección de captación no somos ONG, pero la ONG es Jóvenes y Desarrollo. Están haciendo un trabajo muy bonito, lo que pasa es que están sufriendo la situación trágica que han vivido las ONG. Es decir, una reducción de presupuestos estatales, sobre todo en cooperación y desarrollo, muy alta que, evidentemente, hace sufrir a los que trabajan allá y que nos hace sufrir también a todos.

Volvemos a lo mismo, a lo de los picos. El ébola fomenta, en un momento dado, una ayuda que luego desaparece, pero sigue habiendo pobres, sigue habiendo gente que lo pasa mal y, en época de crisis, en este país y en muchos otros hemos reducido todas las ayudas.

Pero incluso la cooperación es altamente positiva y es muy buena.

Hay marca España, como dice alguien.

Sí, y dentro de ella, programas muy bonitos, como educación para el desarrollo, que es crear un sentido de justicia, de equidad, de solidaridad, que es bonito y que lo ha desarrollado magníficamente Jóvenes y Desarrollo. Pero es que además hay que pensar en otra cosa, y es que a veces en la cooperación te ayudan a hacer la estructura, pero el problema es el mantenimiento luego de la estructura. Porque un chico o una chica allá no tienen una escuela de formación profesional o de otro tipo, porque no tienen los medios de aquí para mantener eso.

Construir un hospital sin camas y sin médicos y sin enfermeros y sin accesos para los enfermos…

Eso hay que mantenerlo, y supone también un esfuerzo de Misiones para ayudar al mantenimiento de muchísimas obras que hay, y que a veces es lo que supone mayor esfuerzo y mayor trabajo.

Los salesianos también estáis en vuestra congregación de cambios: hay un proceso de unificación de las inspectorías que además coincide con que por primera vez en la Historia hay un español como sucesor de Don Bosco, como rector mayor, un personaje, Ángel Fernández Artime, que tuvimos la suerte de entrevistar hace unos meses y que, aparte de un hombre muy interesante, es un experto en comunicación, que pagaría mucho dinero a alguna institución de la Iglesia por tenerle de portavoz simplemente, no digo ya de responsable.

Le conozco bien porque cuando yo fui provincial de aquella zona él era vicario delegado de pastoral juvenil, y es realmente una joya, sobre todo porque es un hombre muy cercano, muy afectuoso: un hombre que sabe animar, un hombre que sabe gobernar, tiene unas cualidades fuera de lo ordinario, Dios quiere que nos dure mucho y que contribuya al desarrollo de la Iglesia. Yo creo que tiene mucho de nuestro querido Papa Francisco.

Francisco es un modelo bastante claro: un hombre alegre, buen comunicador y que está pendiente de todo lo que sucede. Y viajando mucho, por lo que nos contó, viajando para conocer físicamente las obras y a los salesianos.

Está pasando por todo el mundo porque es una cosa interesante, una animación necesaria, además de ser una manera de conocer la realidad. Porque yo te hablo de África, porque por suerte he estado en tres o cuatro continentes, y no es lo mismo hablar desde aquí que hablar habiendo estado allí, conociendo la realidad. Y Ángel está recorriendo todo el mundo y esto está siendo muy interesante para él y además muy estimulador para los salesianos.

Hablabas de Ángel como el modelo Francisco. ¿Cómo lo estáis viviendo en la congregación?

Pues muy contentos y con esperanza, porque creemos que esto es una recuperación del Vaticano II, los que tenemos cierta edad y vivimos aquella experiencia y que para nosotros fue realmente un soplo para el espíritu, creemos que esto es otro soplo.

Hay similitudes entre lo que se vivió, esa esperanza… Al menos para los que tenemos ciertos años, sí. Yo lo que estoy viviendo ahora me recuerda mucho a aquellos primeros momentos después del Concilio Vaticano II, que se vivían con ilusión, con esperanza, dando gracias a Dios. Se está inculcando el Evangelio con unas claves actuales.

¿Cómo creen los Salesianos que pueden ayudar a esa primavera, que decimos nosotros, a este momento que está capitaneando Francisco?

Ayudarle cumpliendo un aforismo que siempre se ha dicho pero que también habría que aplicar hoy: fidelidad al Papa. También al Papa de hoy y también incluso al planteamiento que está haciendo, que no es antievangélico, al contrario, es profundamente evangélico. Puede ser que nuestro Evangelio se haya metido en otros elementos de una cultura que hoy ya está sobrepasada, y lo que sea purificación para acercarnos a la pureza del Evangelio, es necesario. Por eso se está viviendo con gran alegría y creo que hacía falta concretamente esto. No se trata de decir que los de antes eran malos y los de ahora son buenos, creo que entrar en estas batallas es una bobería (a mí no me gusta entrar en papeles de conservador o progresista) pero hay que ser simplemente evangélico.

Sin embargo, parece que este Papa, incluso desde dentro, no voy a decir que tiene enemigos pero si críticos muy fuertes.

Sí, yo haría una reflexión: si el concepto de fidelidad al Papa se aplicó en tiempos pasados, apliquémoslo ahora, porque es la figura del Papa, se llame Pepe o se llame Juan o se llame Pablo. Habría que aplicarlo y habría que convencerse de que él tiene una autoridad moral aparte de la jurídica y tiene un planteamiento que está haciendo, además colegialmente, como mandaba el Vaticano II, por lo que creo que puede darnos mucha luz y nos puede ayudar a todos.

Completamente de acuerdo. Se nos quedó en el tintero el proceso de unificación de las inspectorías. ¿Cómo lo estáis viviendo?

De las seis que había quedamos solamente dos. Nos unieron en esta zona la provincia o inspectoría de Bilbao, la de León (que abarcaba todo el Noroeste) y la de Madrid y luego en la otra zona quedaron unidas Canarias, Andalucía, Valencia y Cataluña.

Precisamente uno de los inspectores que iban a ser nombrado fue al final Ángel.

Ángel estaba nombrado para una de las dos, posiblemente para ésta, y cuando iban a mandarlo para allá surgió el capítulo general y la gratísima sorpresa de que fue elegido él: en la primera votación alcanzó ya la mayoría.

¿La unificación es única y exclusivamente por cuestiones numéricas o estamos hablando de otras cosas?

Es más amplia, hay un factor que no hay que discutir y que es una realidad sociológica: vamos disminuyendo, la edad media es alta, entonces hay un factor vocacional que nos está influyendo lógicamente a todos los grupos religiosos. Ese es un factor. Pero también es para agrupar fuerzas, cohesionar fuerzas y lanzarse con más fuerza a su vez en el campo educativo y evangelizador. Reducirlo a que no hay suficientes salesianos es empobrecer el planteamiento: es sobre todo que la unión de más fuerzas potencie el trabajo y logre mejores resultados.

 

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