“La República Centroafricana vivía ya una situación socio-económica de gran dificultad pero después de 11 meses de guerra civil el país está hundido. Y sin embargo, los jóvenes quieren salir de esta situación de miseria. Con esta juventud un país se levanta sin lugar a dudas.
Hemos empezado las clases de nuestro Centro de Formación Profesional y nuestros alumnos vienen desde muy lejos, andando horas para poder aprender un oficio y con un gran esfuerzo para poder pagar la escolaridad simbólica que pide el Centro. Saben que un oficio es una oportunidad y quieren aprender. No les preocupa ensuciarse de grasa para ser mecánico o de serrín para ser carpintero. La mayoría trabajan por la tarde para poder ganar lo necesario para comer y continuar los estudios. Unos venden carbón, leña, incluso hacen de vigilantes nocturnos en casas de personalidades administrativas, o a lo mejor, en organismos internacionales, etc. Intentamos ofrecerles realmente una formación que pueda abrirles una puerta en el mundo profesional para poder ganarse el pan de cada día.
Hacer que el Centro Profesional se mantenga en un contexto de crisis nos es muy difícil pero Don Bosco y los Salesianos lo hacen desde hace 170 años y nosotros debemos hacer lo mismo en nuestras circunstancias. Como Don Bosco debemos hacer lo posible para dar a la juventud esperanza y confianza en sus cualidades.”
