Puerto Real, una devoción que mueve montañas

11 septiembre 2014

Puerto Real, localidad situada a 15 kilómetros de Cádiz y ubicada en la curva norte de la Bahía, es una zona dedicada a la industria naval y aeronáutica, un municipio donde la población se ha centrado en la agricultura y la pesca desde su fundación por los Reyes Católicos a finales del siglo XV. En esta región, de aproximadamente cuarenta y un mil habitantes, se implantó el carisma de Don Bosco en 1949 gracias al estilo salesiano, encargado de la educación de distintas generaciones de portorrealeños hasta la clausura del colegio salesiano en 1979. 

La ciudad quedó impregnada por la obra de San Juan Bosco durante tres décadas y las familias fueron creciendo en la devoción a María Auxiliadora. Y así, aquella semilla, germinó hasta el punto que la Asociación de Antiguos Alumnos salesianos, con más de medio siglo de vida, es hoy uno de los motores de la localidad.

Buena muestra de ello pudo verse en el encuentro celebrado el pasado 6 de septiembre, un día en el que casi cuatrocientas personas, llegadas de distintos puntos de la geografía española, peregrinarían tras María Auxiliadora hacia la gruta de la Virgen de Lourdes para convertir posteriormente la caseta municipal en el oratorio de Valdocco. Una ciudad en la que décadas después todo cobraba sentido alrededor de María Auxiliadora.

Cristóbal López, Inspector de los Salesianos, mostraba su visión sobre una jornada que quedará para el recuerdo. "He quedado gratamente sorprendido de la capacidad de convocatoria de los Antiguos Alumnos salesianos de Puerto Real. Me impresionó la devoción con que vivieron la procesión con la imagen de María Auxiliadora hasta la gruta de la patrona de Puerto Real, así como la celebración de la Eucaristía que allí tuvo lugar; se nota un fuerte sentido de pertenencia no solo a su antiguo colegio, sino a la familia salesiana", manifestó.

Entre el resto de actividades destacaron la proyección de fragmentos de una película en la que se narró los orígenes del colegio y se hacía un repaso fotográfico a la historia de los Salesianos en Puerto Real. También hubo tiempo para revivir el “Pop in folk”, momento en el que los antiguos alumnos recordaban actuaciones musicales con las que ganaron décadas atrás, e incluso se brindó con el trabajo de un venenciador, por el pasado, el presente y el futuro de los Salesianos. 

Por su parte, Manolo Muñoz, promotor del encuentro, explicaba que la jornada había sido histórica y sólo se podía “dar  las gracias en nombre de la comisión organizadora, a todos los que nos acompañaron en este gran día donde algunos Antiguos Alumnos no se veían desde hace más de cincuenta años y que volvieron a recordar anécdotas e historias de tiempos pasados”. También estuvieron presentes la Sra. Maribel Peinado, alcaldesa de Puerto Real, junto a numerosas autoridades, salesianos y profesores, que no quisieron perderse este día en el que María Auxiliadora y la Virgen de Lourdes compartían una jornada inolvidable.

Finalmente Cristóbal López lanzaba varios retos a los Antiguos Alumnos con "el desafío de no quedarse solo en la nostalgia del pasado, sino lanzarse hacia el futuro en un servicio concreto a los jóvenes más necesitados de Puerto Real; y también que no se limiten a ser exalumnos salesianos, sino que sean salesianos exalumnos, lo cual implica una opción consciente, libre y decidida por vivir la fe cristiana con el estilo de Don Bosco".

Una madurez salesiana acorde al mensaje del Evangelio, ese que recuerda que “Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña Muévete de aquí hasta allá, y la montaña se movería. Nada sería imposible”. 

En Puerto Real la devoción tiene sus frutos y demuestra que todo está al alcance con el amor a Don Bosco.
 

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