¡No más violencia ni ocupación en Gaza!

1 agosto 2014

 “Hagamos posible la paz y el respeto a los derechos humanos en Palestina e Israel”

Otra vez la espiral de violencia y destrucción ha estallado en Oriente Próximo y, como suele ser habitual, el pueblo palestino está sufriendo salvajemente las consecuencias.  

Lo que inicialmente fue el enésimo capítulo de la tensión entre Israel y Hamás ha derivado en un brutal ataque sobre la Franja de Gaza. Si, fruto del bloqueo y asedio que sufre habitualmente, la situación en Gaza ya tiene dimensiones de castigo colectivo, atacar y bombardear el territorio se convierte una crueldad profundamente intolerable.  

El lanzamiento de cohetes desde la Franja de Gaza sobre territorio israelí, con peligro de víctimas sobre la población civil, es una acción condenable y que aleja la solución al conflicto. Pero que nadie se equivoque, las cifras de muerte y destrucción evidencian, de forma clara e innegable, la brutal actuación del ejército israelí: según cifras de la UNRWA de 28 de julio, 1.067 palestinos-en un 70%, civiles-muertos (de los cuales, un 30% niños), 6.223 heridos y 170.461 desplazados. Por el lado israelí, según cifras de B’Tselem del mismo día, 45 muertos (43 de ellos, soldados).

Que hospitales, escuelas y espacios habilitados y gestionados por Naciones Unidas para acoger a los desplazados hayan recibido también los impactos de los bombardeos demuestran un nulo respeto hacia el derecho internacional humanitario y una absoluta indiferencia hacia el sufrimiento del pueblo palestino. Pero si constatar esto ya es bastante doloroso, aún lo es más darse cuenta de la pasividad, cuando no directa complicidad, de la comunidad internacional ante esta situación.  

Sin duda, ahora, es absolutamente urgente lograr el establecimiento de un alto el fuego. Es necesario que todas las personas, organizaciones, gobiernos y organismos internacionales se comprometan activamente en hacerla posible. Este conflicto sólo tiene solución política y permitir la continuidad de la violencia sólo añadirá más muerte, sufrimiento, dolor y destrucción. Un alto al fuego que debe permitir también las labores humanitarias ahora severamente perjudicadas o impedidas.  

Pero, inmediatamente después, hay que gestionar un conflicto que lleva demasiadas décadas sin abordarse y que la comunidad internacional, bien por complicidad o por desgana, ha dejado pudrirse.  

La solución, ya hace tiempo que lo denunciamos, es cada vez más difícil: la idea de dos estados libres, un israelí y otro palestino, viables y conviviendo pacíficamente parece cada vez más lejana. Desde el acuerdo de partición de las Naciones Unidas de 1947, el gobierno israelí ha trabajado en los últimos años de forma clara y evidente para hacerlo inviable: ocupando y anexionando territorios palestinos, poniendo asentamientos en el poco territorio palestino que queda, dificultando la vida diaria de los palestinos con el muro y el control de fronteras, boicoteando el ritmo económico, bombardeando siempre que lo ha considerado necesario, etc. Y ante todo esto, la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza pero también la Unión Europea, no han ejercido ninguna función crítica, correctiva y de control a un Estado que ayudaron a crear.  

En Israel, el peso de un discurso militarista invade cada vez más la política y la sociedad. Las fuerzas políticas más intransigentes, van creciendo y tienen mayor influencia en el parlamento y el gobierno que antes. En cambio, las personas y organizaciones favorables al diálogo y la paz pierden peso y quedan cada vez más arrinconadas y, últimamente, sufren persecución legal y social.  

En Palestina, la frágil unión política entre Al Fatah y Hamás, añadidas a la desesperación y frustración de la población ante tantos años de ocupación y falta de perspectiva, dibujan un escenario inquietante.  

Pero, aunque una solución justa y pacífica al conflicto parezca ahora muy difícil, está claro que apostar por la violencia y la vulneración de los derechos humanos seguro que la aleja. Todo conflicto puede ser revertido en su dinámica de violencia y degeneración. Y tanto en Israel como en Palestina hay personas y colectivos organizados que luchan por un futuro de dignidad, justicia, respeto a los derechos humanos y construcción de paz. No podemos darlo por perdido.  

Hay que detener la dinámica de violencia, poner fin a la ocupación del territorio palestino, dar apoyos a los actores de paz, crear espacios de diálogo social dentro de cada país y entre los dos países y fomentar ámbitos de negociación diplomática que aborden los factores del conflicto, con la voluntad de encontrar una solución justa y satisfactoria que impida nuevos derramamientos de sangre en el futuro.  

Las personas y organizaciones comprometidas con la paz y los derechos humanos, nos hemos de implicar: campañas de solidaridad, acciones de boicot contra la ocupación israelí, denuncias de las violaciones de los derechos humanos, favorecer marcos de diálogos y solidaridad con los actores de paz palestinos e israelíes, etc. Podemos hacer mucho. Y tenemos que hacer mucho más todavía.  

Es responsabilidad de los estados y los organismos internacionales multilaterales afrontar seriamente la situación y trabajar incansablemente para encontrar una solución pacífica y justa al conflicto. La comunidad internacional no puede tolerar que un Estado que creó a través de las Naciones Unidas incumpla sistemáticamente las normas que emanan de este organismo. La dimisión de los estados y la comunidad internacional en la superación de este conflicto es una grave irresponsabilidad cuando no complicidad con una situación intolerable.

 Las personas y organizaciones comprometidas con la paz y los derechos humanos debemos presionar a los Estados y los organismos internacionales para que no dimitan de su responsabilidad.  

Movilizémonos para el fin de la violencia y la ocupación.
 
Hagamos posible la paz y el respeto a los derechos humanos.
 
También, en Palestina e Israel.
 
Barcelona, ??30 de julio de 2014
 
 
Organizaciones firmanters del Manifiesto

. Centre d’Estudis per a la Pau JM Delàs
. Federació Catalana d’ONG per la Pau, els Drets Humans i el Desenvolupament (la Fede.cat)
. FundiPau (Fundació per la Pau)
. Institut de Drets Humans de Catalunya
. Moviment per la Pau (MPDL-Catalunya)
. Plataforma per la Pau Lloret de Mar
. Servei Civil Internacional de Catalunya
. Universitat Internacional de la Pau
 
Para a adhesiones de ONG y colectivos dirigirse a: FundiPau 
info@fundipau.org  

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