Hoy cuando el mundo sigue hablando de la Guerra, se puede comprobar que este tipo de conflictos no han sido ajeno a nosotros, la historia Salesiana nos recuerda cómo, 100 años atrás ad portas de las celebraciones del Centenario del Nacimiento de Don Bosco, el mundo vivía la denominada Gran Guerra o “I Guerra Mundial”, entre los años 1914 y 1918. Don Álbera, por entonces Rector Mayor, es quien por medio de una carta escrita el 29 de enero de 1915, pide a los Salesianos “permanecer unidos y confiados e la oración”, y a los directores e inspectores, el seguir de cerca a los “salesianos soldados”.
La carta de Don Álbera fue escrita sobre tres ejes temáticos: el Centenario de la institución de María Auxiliadora y del nacimiento del Venerable Don Bosco, y la Anticipación del XII Capítulo General; este último que tendía que haberse realizado en el 1916.
En un apartado sobre las Consecuencias de la Guerra, Don Álbera comenta:
"Todos nosotros esperábamos que el año recién comenzado – el cual marca dos fechas memorables para nuestra amada Congregación: el Centenario, es decir, del nacimiento de Don Bosco y de la institución de la Fiesta de María SS. Auxiliadora – nos traería felicidad y dulce gozo con las grandes solemnidades que se estaban preparando de acuerdo con los programas ya conocidos.
Pero, por desgracia, como saben, se deben posponer las solemnidades exteriores, contentándonos en las actuales tristezas (la Guerra Mundial, 1914-1918) permanezcamos unidos y confiados en la oración expiatoria e imploradora de paz para las naciones desgarradas con increíble furia en una guerra que no encuentra reflejo en la historia. El flagelo de Dios sigue su curso implacable, y nuestra Pía Sociedad sufre las inevitables consecuencias.
Piensen un poco, queridos amigos, en nuestras muchas casas que florecían en las naciones donde arde la guerra o despobladas de jóvenes, o reducidas a una vida miserable; numerosos hermanos llamados bajo las armas de los cuales muchos ya han pagado su tributo a la patria con el sacrificio de la vida, y otros están en peligro de tener que hacerlo cuando toque; – a la paralizada vitalidad de muchos pueblos neutrales donde también tenemos hermanos queridos y numerosas casas, a la falange de los Cooperadores que eran el nuestro apoyo con sus obras de beneficencia y que ahora no pueden venir en nuestra ayuda, ya sea por las comunicaciones interrumpidas, o sobre todo porque obligados a cuidar sus pertenencias para ayudar a otras miserias más urgentes causadas por la guerra; – piensen en las diversas misiones que dependen para vivir de las ofertas que ellos nos enviaban en determinadas épocas, y luego tal vez puedan hacerse una idea de mi presente estado de ánimo y el de los otros superiores mayores…"
Junto con la carta de Don Álbera es importante poner en relive el aporte que hace sobre este tema la tesis doctoral del P. Leonardo Tullini (2007) titulada “Experiencia bélica e identidad salesiana en la Gran Guerra”, donde presenta un análisis de los rasgos de la espiritualidad salesiana y de la congregación marcados por la primera guerra mundial.
El P. Tullini, refiriendose específicamente al tema:" Los recursos de la espiritualidad salesiana de frente a la guerra", plantea: "Nuestra investigación ha puesto en evidencia una capacidad de reacción proactiva y constructiva (no solo reactiva y defensiva) en la gran mayoría de los salesianos llamados a las armas. Es el pensar positivo de la esperanza cristiana que prevalece en ellos y en torno a ellos (…). Don Álbera exhorta a los directores e inspectores a seguir de cerca los hermanos que partieron de sus casas y a acoger con toda diligencia, aquellos que por motivos de servicio gravitan en la zona (…) A fin que los hermanos soldados se sientan apoyados y seguidos en sus movimientos y cambios de dirección, debidos a los diversos servicios a los que se les llama".
Es posible encontrar las cartas de Don Álbera en sdb.org.