El encuentro, inserto en los actos programados para el día en que se ha celebrado el inicio de las dos nuevas inspectorías de España, contó con la presencia de numerosos miembros de todas las ramas de la Familia Salesiana.
Después de una breve oración de invocación al Espíritu Santo, en la víspera de la solemnidad de Pentecostés, Antonio Marzo, Consejero Mundial de los Salesianos Cooperadores para la región ibérica, daba la bienvenida al Rector Mayor en nombre de toda la Familia Salesiana de España. En sus breves palabras, llenas de afecto, destacó que “cada vez más, la Familia Salesiana de Don Bosco, tiene conciencia de que debemos ser miembros activos de esta gran familia”. Y añadía: “Todos unidos en torno a usted, estamos inmersos en la gran tarea que nos encomendó nuestro Padre Don Bosco: la preocupación por los jóvenes, especialmente los más necesitados, orientada hacia su evangelización y, en definitiva, hacia la salvación de sus almas”.
A continuación, don Ángel Fernández, se dirigía al auditorio, comenzando por agradecer la presencia de todos y destacando lo que, afectivamente, para él tenía de especial este momento, dada la relación personal que ha mantenido durante tantos años con muchos de los presentes. En su alocución, comenzó apuntando que la mayor genialidad que tuvo Don Bosco fue, precisamente, la de intuir que, siendo muchos y muy diversos los miembros de su familia, llegaríamos mucho más lejos, razón por la cual él mismo fundó a los SDB, las FMA, los SSCC, los AA.AA y la ADMA, cada grupo con su propia y particular identidad y misión específica. Recordaba que, hoy la Familia Salesiana es la más numerosa de las familias religiosas de toda la Iglesia y lanzaba varios desafíos.
El primero de ellos, conocernos más, querernos y respetarnos. En este sentido, don Ángel recordó que “nos conocemos y nos tratamos menos de lo que decimos, y no se ama lo que no se conoce”. Nos animó a desmontar los prejuicios, para construir la misión salesiana desde el cariño mutuo, en comunión auténtica, con la propia autonomía de cada grupo y desde el respeto al otro.
En segundo término, presentaba el desafío de crecer en la capacidad de salir de nuestros propios muros. “No somos decenas de miles para quedarnos dentro de los muros de nuestras propias obras”, dijo, e instó a que cada grupo sea significativo para ser capaces de llegar a donde no llegan los otros. Apuntaba que esa es la gran riqueza de la Familia Salesiana y añadía que “crecer como Familia Salesiana significa estar menos pendientes de nosotros mismos. Somos Familia Salesiana no para estar uno al lado del otro muy a gustito, sino para ser una fuerza viva en la Familia y en la Iglesia”.
En tercer lugar, tras considerar esta nueva etapa como una oportunidad que debe vivirse con ilusión y esperanza, anunció que “este sexenio se caracterizará por ser el de la hora del laicado en la Familia Salesiana”. Invitó a redescubrir y hacer realidad todo lo reflexionado en el CG XXIV, que trató sobre la Misión Compartida entre SDB y laicos. Manifestó que, en este sentido, en España no se ha hecho un mal camino, pero es insuficiente, y se necesita recordarlo por la misión salesiana, que “requiere una presencia mucho más viva del laicado en las obras salesianas y en la Iglesia”.
Por último, don Ángel recuperó la idea ya iniciada por el anterior Rector Mayor, don Pascual Chávez, en relación con la urgencia de cuidar la cultura vocacional, que significa crear en nuestro entorno cercano una manera de entender la vida como donación: “Toda vocación es fascinante, si la vivimos con pasión. Crear cultura vocacional significa generar un ambiente donde se entiende que darse y dar lo que uno es merece la pena. Si esto lo vivimos, habrá vocaciones de todo tipo; no nos preocupemos”.
Durante el turno de preguntas, se apuntaron varias ideas interesantes respecto a la necesidad de vivir y trabajar en colaboración y comunión entre los diversos grupos de la Familia Salesiana, facilitándonos todo, pero asumiendo cada cual su propia responsabilidad. Don Ángel, advertía: “Cada grupo de la Familia Salesiana tiene que ser el primero en dar a conocer su propia realidad, atentos al defecto de creer que otros sean los que nos hagan la tarea”. Ante las dificultades planteadas por diversos grupos, el Rector Mayor nos recomendaba: “No elijáis el camino del lamento; el lamento no produce vida, no produce nada bueno”. Al hilo de este tema, Juan Carlos Pérez Godoy, nuevo superior de la inspectoría Santiago el Mayor, apuntaba la necesidad de ser asociaciones vivas, que llamen la atención y que tengan una identidad clara; asociaciones que vivan implicados en los proyectos pastorales de cada casa salesiana y que sean visibles entre los jóvenes.
Ya a punto de concluir el encuentro, el Rector Mayor aún transmitió a los presentes una última reflexión importante, respecto a que, en esta nueva etapa que se abre para la congregación, será momento de tomar decisiones sobre dónde se debe estar y dónde no, o qué lugares debemos dejar a otros; y lanzaba el reto de que, en el futuro, puedan ser más las obras que puedan llevarse en misión compartida entre diversos grupos o que pueda haber más obras de SDB animadas y llevadas adelante por otros grupos de la Familia Salesiana. Para ello, invitaba a ser “cada uno lo que somos, pero medularmente, con gran talla humana y cristiana. Si eso lo unimos, además, a la comunión, tenemos un potencial increíble”.
La última palabra, la dirigió a los SDB, a quienes recomendaba tres grandes líneas de actuación: querer más a la Familia Salesiana, conocerla profundamente y tener las puertas abiertas, en cada casa, a todos los grupos, recordando que “los SDB somos los garantes de la Familia Salesiana: si a un grupo le va mal, a los SDB nos va mal, porque si a un hermano le va mal algo, al otro le duele el alma”.
En suma, una preciosa tarde de familia, que concluyó con el canto común a nuestro padre Don Bosco y una interminable sesión de fotos en el patio del colegio, durante la cual se produjo el encuentro afectuoso, cercano y espontáneo entre los miembros de la Familia Salesiana de España y nuestro nuevo, y cariñosamente acogido, Rector Mayor.