Uno de los ejes del último Congreso de Innovación Educativa de Aragón, celebrado en Zaragoza, ha sido la transformación de los colegios como parte de las nuevas metodologías para mejorar el sistema y, en definitiva, al alumnado.
Dos colegios de la capital oscense, el CEIP Pío XII y Salesianos expusieron sus experiencias, que van más allá de un lavado de cara de los espacios y suponen una transformación tanto en la convivencia de los centros como en el aprendizaje de los alumnos.
En Salesianos, el proceso de innovación introducido en los últimos años ha cambiado tanto el rol del profesorado como del alumnado, trabajando los primeros de forma cooperativa y los otros decidiendo sobre qué quieren estudiar y cómo quieren hacerlo.
Se ha pasado, explica su director, Eduardo Ibor, de la mentalidad de una "escuela que enseña a una que aprende", en aulas con espacios más abiertos en las que trabajan en grupos.
Así, en Secundaria dejan de tener aulas de referencia (1º de ESO A, 1º de ESO B…) y pasan a tener aulas de matemáticas, inglés y una superaula para proyectos interdisciplinares. Así tienen taquillas para guardar su material y se desplazan de una aula a otra.
El alumnado prefiere hacerlo porque "desconectan" entre las clases, en vez de quedarse esperando al profesorado. Este, por su parte, "prefiere tener una clase de referencia donde poder recibir y a acompañar al alumnado de manera más personal al inicio y al final de las clases".
Toda esta evolución ha tenido un impacto "positivo en el aprendizaje", comenta Ibor, que pasa de ser "una transmisión a una creación", sin dejar de adquirir los mismos conocimientos, además de otro tipo de competencias socioemocionales o de cooperación.