Las tres provincias del sur de Tailandia, en Asia: Yala, Pattani y Narathiwat, son desde hace muchos años un territorio bastante peligroso. De hecho, hay varios movimientos separatistas y grupos extremistas que llevan a cabo ataques contra la población local y que en los últimos 15 años han causado más de 6.000 víctimas civiles y unas 12.000 personas heridas. En esta región, con una mayoría musulmana, los Hijos Espirituales de Don Bosco también se encuentran presentes.
Se trata de dos sacerdotes: Joseph Suksan, tailandés, y Antonio Miele, misionero italiano, que residen en Yala y animan una parroquia dedicada a San Andrés. Junto con un sacerdote diocesano que reside en Betong, cerca de la frontera con Malasia, y la comunidad de las Pequeñas Siervas del Inmaculado Corazón de María, que pertenecen a la Familia Salesiana, todos ellos trabajan en los centros de Betong, Yala y Pattani.
Solo una fe fuerte y un coraje salesiano, ayudan a los miembros de la Familia Salesiana a ir adelante a pesar de la situación llena de desafíos y dificultades. Las pequeñas comunidades católicas son cada vez menos, porque muchos católicos emigran debido a la peligrosidad del entorno que los rodea. Actualmente nadie se siente seguro de viajar por la noche y es difícil encontrar algún catequista o agente pastoral disponible. Incluso un simple viaje en automóvil se puede convertir en un peligro, debido a las docenas de bloqueos construidos por las fuerzas de seguridad.
En los últimos años, incluso el número de estudiantes de las pocas escuelas católicas en las tres provincias ha disminuido significativamente. La única escuela técnica existente, construida por el fallecido P. Gustav Roosens, salesiano, cerca de Pattani, por razones de seguridad, lleva varios años sin actividad docente. Sin embargo, a pesar de esta situación, la educación y el testimonio diario en las escuelas católicas continúa.
Los miembros de la Familia Salesiana se encuentran presentes donde a nadie le gusta ir y al mismo tiempo se sienten agradecidos por el apoyo a la diócesis y de la Inspectoría de Tailandia que se manifiesta de muchas formas.
Por su parte, los misioneros en Yala manifiestan: “Oramos por la paz y por la llegada de más voluntarios, de salesianos y de laicos. Esto animaría a nuestras comunidades a permanecer en esta situación y a seguir dando testimonio de fe”.