Para que una empresa salga adelante no basta con una buena idea. Estar en el lugar y el momento adecuados también es fundamental, y eso es lo que le está pasando a VEnvirotech, una start-up con sede en Sant Cugat del Vallès que ha ideado una nueva tecnología para producir plásticos biodegradables. "Hace diez años algunas empresas del sector querían invertir en nuevos modelos de producción, pero entonces la idea no interesaba", explica Patricia Aymà, cofundadora y responsable técnica de la empresa.
VEnvirotech ha ideado un proceso que reduce el coste de la producción y del que se obtiene un material con los mismos rasgos que los derivados del petróleo.
Como muchos otros proyectos, VEnvirotech nace a raíz de una inquietud personal. Tras estudiar biotecnología en la Universidad Autónoma de Barcelona y cursar un máster en biotecnología ambiental, Aymà descartó la posibilidad del doctorado. "La ciencia aplicada me interesa mucho y vi que emprender era una buena manera de llevar adelante un proyecto de este tipo", recuerda.
VEnvirotech es una compañía que se dedica a la obtención de bioplásticos a partir de restos orgánicos. A grandes rasgos, el método que Aymà ha elaborado consiste en lo siguiente: en un espacio cerrado, las bacterias que se desprenden de la materia orgánica son sometidos a una presión selectiva.
Algunos de estas bacterias tienen la capacidad de acumular una reserva energética que, una vez extraída, tiene las mismas características que el plástico derivado del petróleo. A diferencia de los plásticos convencionales, el producto que genera VEnvirotech pasa por un periodo de biodegradación mucho más rápido-de tres a seis meses, tal como apunta Aymà- que el resto, que pueden tardar cientos de años en desaparecer del medio ambiente. Los bioplásticos, además, van al contenedor marrón de residuos orgánicos.
El factor diferencial de esta start – up lo encontramos en la tecnología que utilizan, que les permite reducir los costes de producción y, por tanto, vender el producto a un precio inferior a los competidores. El bioplástico resultante tiene un precio de mercado de "entre uno y tres euros por kilogramo", mientras que el de otras empresas se sitúa "entre los cinco y seis euros por kilogramo", indica Aymà.
Lo más común es que el bioplástico se modele para crear productos de un solo uso, como podrían ser envases para guardar alimentos. Aparte, "también se pueden utilizar como material de impresión 3D y en el ámbito de la ciencia biomédica [como en la creación de prótesis]", añade Aymà. En este último campo, los bioplásticos se combinan con plásticos no biodegradables para que el material no se deshaga en contacto con el cuerpo.
La Empresa cerró recientemente una ronda de inversión por 300.000 euros y accedió a los fondos emprendedores Repsol, que facilitan 288.000 euros a lo largo de dos años. Con este capital, VEnvirotech instalará su primera planta piloto "a mediados de este diciembre" en un supermercado de la cadena Bon Àrea, asegura la cofundadora. La infraestructura consistirá en una especie de contenedor de 20 pies de longitud (poco más de seis metros) con 5.000 litros de capacidad.
La empresa calcula que el coste de la instalación se sitúa entre los 100.000 y los 400.000 euros y asegura que se tarda "dos años y medio" a rentabilizar la inversión. De momento trabajan con el canal B2B, pero no descartan colaborar con barrios o municipios.
Aymà, que si no hubiera estudiado biotecnología habría interesado por la meteorología, se atreve con las predicciones: "Esperamos que en 2021 tengamos 12 plantas activas", dice. Además, la empresa manifiesta su voluntad de ser "líderes de producción de bioplásticos en Cataluña durante los próximos años".
La comercialización de plantas es la pata principal del negocio, pero VEnvirotech también propone destinar una parte de sus ingresos a la divulgación de un nuevo modelo de producción. Para consolidarse, la transición energética se hará efectiva.