Una imagen de dos lanzas entre las que aparece al fondo la cara de Jesús, y en la que no se disimulan la zona de la tramoya, los pesos del telón, los focos con los filtros o los cables y que firma el fotógrafo Óscar Catalán invita al público a disfrutar del drama de La Pasión en el Teatro Salesiano de Huesca. Las representaciones comenzaron ayer y continuarán hoy y los día 24, 25 y 31 de marzo y el 1 de abril, a las 17 horas.
Desde hace más de 65 años, el Grupo de Teatro Manolo Martínez, de la Asociación de Antiguos Alumnos Salesianos, pone en escena La Pasión. Casi 200 personas de todas las edades aúnan esfuerzos para ofrecer una obra que, a pesar de presentar un hecho acaecido hace 2.000 años, tiene hoy una extraordinaria actualidad por las constantes innovaciones escénicas y técnicas que lo convierten en un espectáculo moderno que seduce y emociona desde las primeras escenas.
El público que acudió ayer a la primera representación de este año tuvo la ocasión de comprobar algunos cambios en la iluminación, que contribuyen a que la puesta en escena tenga mayor realce.
La representación se compone de treinta y un cuadros distribuidos en tres actos. Hay dos partes bien diferenciadas: la primera corresponde a la vida pública de Jesús, iniciada con el bautismo y los pasajes evangélicos más destacados. La segunda comienza con la Santa Cena y contiene el proceso religioso y político de Jesús, su muerte y resurrección. Son casi tres horas y media de emoción contenida ante un hecho del que, pese a conocer el final, es capaz de conmover al patio de butacas.
Pero además de ese carácter de espectáculo teatral propiamente dicho, La Pasión responde también a un proyecto pedagógico de gran envergadura, en el que muchos niños, jóvenes y personas adultas se coordinan con esfuerzo y constancia para ofrecer un trabajo colectivo y cooperativo que educa a quien lo ve y beneficia a los que lo hacen posible.
