Carmen Martínez Sarabia volvió, a mediados de enero, a Salesianos Ibi. Aprovechó su estancia en España para reunirse con los alumnos de secundaria y transmitirles su experiencia como trabajadora en la Casa de Acogida Mantay, un centro para madres adolescentes, en Perú. Una experiencia “cautivadora” para los jóvenes que a medida que escuchaban a Carmen “se daban cuenta de la suerte que tenían de recibir una educación y tener una familia que se preocupa por ellos”, relataba Verónica Martos, que promovió la visita de Carmen a su antiguo colegio.
¿Cómo te embarcaste en este proyecto?
Desde siempre he soñado con la idea de conocer el mundo y otras culturas y fue, cuando terminé la carrera de Trabajo Social, cuando decidí empezar a prepararme para empezar la aventura. Busqué por internet en que países de Latinoamérica podría convalidar mis estudios, y uno de ellos era Perú, además cada vez que leía algo de este país me atraía más su cultura, su gente, su historia… A los tres meses de estar en Perú, conocí el proyecto de la Casa de Acogida Mantay, y al poco tiempo ya estaba trabajando en la casa.
La Casa de Acogida Mantay, alberga a jóvenes madres entre 12 y 17 años, que se encuentran en situación de riesgo social, y que han decidido asumir su maternidad, dispuesto por los Juzgados y Fiscalías de Familia del Departamento del Cusco, como medida de protección tutelar.
Durante la estancia en la Casa de Acogida Mantay, las madres adolescentes y sus hijos, tienen cubiertas sus necesidades de vivienda, alimentación, salud, educación, afectivas, psicológicas, legales, lúdicas y de capacitación técnica, para que cuando alcancen su mayoría de edad, logren ser mujeres independientes y empoderadas.
¿Qué parte de “culpa” tienen los salesianos en esta opción de vida y profesional que has elegido?
Siempre he sabido que quería trabajar con las personas y para las personas, y eso es en gran medida por los valores de solidaridad y compromiso que he ido aprendiendo desde pequeña.
En los salesianos estaba el grupo Scout Fuji-Yama, donde empecé con 6 años y seguí hasta poco antes de venir a Perú, y gracias a ellos también aprendí mucho a cerca de trabajar juntos, de mirar por mi sociedad y por tratar de hacer el mundo un poquito mejor.
¿Qué te gusta de tu trabajo?
Al trabajar con las personas, contribuyo en mejorar sus capacidades y que ellos mismos sean capaces de mejorar sus vidas, e ir desarrollando habilidades que les permiten obtener sus objetivos de vida. Poder contribuir a algo tan inmensamente grande es algo que para mí, no tiene precio.
En la casa de Acogida Mantay, por ejemplo, ver el empoderamiento de estas jóvenes, que cuando salen con su mayoría de edad, son capaces de asumir su maternidad, además de tener un trabajo digno y de conocer y luchar por sus derechos como mujer, evitando que sus hijos vivan las mismas situaciones de violencia, abandono, pobreza… que ellas han vivido, eso, es lo que más me motiva para seguir haciendo este trabajo, aunque a veces sea difícil.
¿Qué quisiste transmitir a los jóvenes con tu encuentro con ellos en el colegio?
Cuando fui a hablar con los alumnos de 3º y 4º de secundaria de mi antiguo colegio, tenía tres ideas claras que les quería transmitir. La primera era, sin duda, dar difusión a la Casa de Acogida Mantay, porque estoy convencida de que este proyecto es vital para mejorar la vida de estas jóvenes y para darles una oportunidad a ellas y a sus hijos.
La segunda y también muy importante era hacerles reflexionar un poquito sobre todas las comodidades que tenemos y de las que no somos conscientes. Por desgracia en España parece que vamos para atrás en cuanto a derechos sociales se refiere, pero nunca está de más recordar que, por suerte, vivimos en una sociedad donde, quien más o quien menos tiene las necesidades básicas cubiertas.
Y por último, y la más importante para mí, era animarles a SOÑAR, así en mayúsculas y a lo grande, porque soñar es gratis y lo más bonito de todo es que si sueñas y te esfuerzas para lograrlo, tus sueños se pueden hacer realidad.
Financiación y apoyo a la Casa Acogida Mantay
La Casa Acogida Mantay es un proyecto que se sostiene gracias al espíritu solidario de muchos corazones alrededor del mundo.
Las formas de recaudar fondos pueden ser muy variadas y siempre animo a la gente a que use su imaginación para recaudarlos.
A nivel de colegio o incluso de clase se puede hacer una gran recaudación de fondos, por ejemplo preparando una cena, una fiesta, o en un festival del cole y pedir una ayuda simbólica de uno o dos euros y luego enviar ese dinero.
Otra opción es una venta de productos que hacen las madres en el taller de cuero, o con pequeñas donaciones a título personal, pero sin duda hay muchas más opciones.
También es muy importante para nosotros dar difusión de nuestro proyecto a través de las redes sociales, contando lo que hacemos a sus familiares para que cada vez más gente apoye y conozca la casa.
Podéis interesaros por este proyecto contactando: direccion@mantay.org