En un gran ambiente de familia, un grupo de 18 jóvenes, de diferentes casas de las inspectorías salesianas de España, disfrutaron de una auténtica experiencia comunitaria de fe.
Al inicio del recorrido, partimos de la necesidad que tenemos todos de tener tiempo para encontrarnos con nosotros mismos y con Dios, por lo que dejamos de lado otras motivaciones, lúdicas o deportivas, pero sobre todo con la conciencia de que, más importante que la meta (el llegar a Santiago), es el propio camino.
En la primera etapa, pudimos reflexionar sobre cómo la misericordia es el motor de la vida cristiana, y que para poder ser misericordioso es imprescindible reconocernos limitados y abrir nuestro corazón a la misericordia de Dios.
Igualmente, pudimos compartir nuestro trabajo pastoral con jóvenes, y nuestra vivencia personal de los sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, así como conversar sobre nuestras inquietudes vocacionales.
Destacaron como momentos especiales, las buenas noches de la segunda etapa, en las que, de nuevo de la mano del Papa Francisco, se nos invitaba a vivir la vida en clave de entrega hacia los demás, llenándola de esta manera de sentido.
En Pontevedra, destino de la tercera etapa, celebramos la Reconciliación en la casa de espiritualidad de la diócesis, por lo que experimentamos cómo estamos colgados de las manos de Dios Padre, y que estamos necesitados de su Amor.
Especialmente fraterna fue la acogida de la comunidad de Hijas de María Auxiliadora de Caldas de Reis, fin de la cuarta etapa donde, tras poder descansar y disfrutar de un baño en el río Umia, celebramos una emotiva Eucaristía, que vino a culminar la motivación del día relativa a la pregunta de ¿quién es Jesucristo para mí?
Encarando el final de este camino, durante la quinta etapa con destino Padrón, reflexionamos a cerca de las dificultades del camino, cómo el cansancio a veces va pesando en nuestra vida de fe, y cómo Jesús se hace nuestro compañero de camino para superarlas.
Por último, durante la etapa a Santiago, y en la festividad de nuestra Señora de la Asunción, se nos invitaba a escoger cuatro cosas que nos llevábamos del camino, debiendo quedarnos con una sola. Igualmente se nos invitaba a no tener prisa, a saborear el camino y a sentir cómo, a pesar de nuestras debilidades y flaquezas, Dios nos abraza cada día.
La llegada a Santiago, emotiva como siempre, culminó con la celebración de la Eucaristía en la comunidad salesiana de Santiago, donde el post?novicio salesiano Luis Pernas Goy pudo renovar sus votos.
A la mañana siguiente, día 16 de agosto, coincidiendo con el cumpleaños de Don Bosco, los jóvenes del MJS de España entramos por la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela para abrazar y rezar ante el Santo, y celebramos la Eucaristía en comunión con los peregrinos procedentes de todas partes del mundo, despidiéndonos hasta, ojalá, un próximo camino a Santiago.