El programa Buzzetti, de la Fundación Don Bosco Salesianos Social, cuenta en Tenerife con 7 pisos de autonomía en régimen de lo que se llaman de “alta intensidad” y un proyecto de acompañamiento en calle a jóvenes, chicos y chicas, sin hogar, que atiende cada año a más de 50 jóvenes. Lucía, una de sus protagonistas nos cuenta en primera persona su historia de superación.
«Hola soy Lucía, tengo 21 años y soy de Tenerife. Quisiera contarles mi historia por si le sirve de ayuda a jóvenes que se encuentren en la misma situación que yo viví. Quiero enviar un mensaje de esperanza, porque con esfuerzo y constancia se pueden llegar a lograr todos tus objetivos.
Con 14 años entro en el sistema de protección de menores por primera vez con mis dos hermanos. Estuve aproximadamente un año hasta que pudimos lograr una reunificación familiar, esta reunificación resulta fallida y esto me afectó muchísimo a mi salud tanto física como mental.
Volví a la casa de acogida con 15 años, donde -tras conseguir la estabilidad que no tenía- mi salud mejoró. Me propusieron una serie de objetivos por cumplir con el fin de mejorar mi autonomía personal y mi independencia. De esta manera, consigo una segunda reunificación familiar, esta vez con mis progenitores, que resulta de nuevo fallida. Esto me hace caer en un TCA y llego a tocar fondo.
Cuando regreso a la casa de acogida solo me quedan dos meses para la mayoría de edad y no me pueden asegurar una plaza en los pisos de autonomía. Pero finalmente la vida me sonrió y conseguí una plaza en el Piso de Autonomía de Garelli de la Fundación Don Bosco en Tenerife.
Sentí alivio y mucha alegría, por fin tendría la estabilidad que tanto necesitaba. Justo el día de mi cumpleaños tendría el mayor de los regalos. Sentía también mucha incertidumbre, miedo a sentirme sola. Recuerdo que el día antes de entrar al piso dormí muy poco y era un manojo de nervios.
Cuando entré a Garelli tenía miedo por lo que me iba a encontrar. Pero a los 5 días de entrar en el piso caímos en cuarentena por el COVID19 y me dio tiempo de compartir mucho tiempo con mis compañeros, de esta manera esa idea errónea que tenía se disipó. Este tiempo de confinamiento lo aproveché para formarme en diferentes cursos de manera telemática y, cuando terminó el confinamiento, comencé con la búsqueda de empleo. En cuestión de un mes, conseguí trabajo como limpiadora en los institutos y pude realizar mi plan de ahorro con éxito dentro de piso.
No solo cumplí mi objetivo en el ámbito laboral, sino también en el ámbito personal y amoroso. Conocí al que ha día de hoy es mi compañero de vida.
Actualmente convivo con mi pareja, tengo un trabajo estable y me siento plena.
Hace ya 3 años que salí del piso y sigo sintiendo que formo parte de esta gran familia que es Buzzetti. Sigo quedando con los que fueron mis educadoras y educadores y me siento muy agradecida por toda la ayuda que me brindaron.
¡Gracias de todo corazón!».