Con una participación que ha vuelto a los tiempos pre-Covid es un buen presagio para la 42ª edición de las Jornadas de Espiritualidad de la Familia Salesiana 2024, inauguradas el 18 de enero en Turín.
345 inscritos de 45 países, 22 grupos de la Familia Salesiana representados en el Teatro Don Bosco en la apertura de las sesiones de la tarde del día 18 de enero. Cerca de 60 miembros de diferentes grupos de la Familia Salesiana de España han sido protagonistas del momento. «Estamos en la casa de todos nosotros», dijo el Card. Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos en el saludo inaugural. «La Virgen nos acoge, Dios nos bendice. Estamos aquí para mostrar un carisma muy vivo».
Abriendo las puertas de Valdocco está el Inspector de Piamonte, Valle de Aosta y Lituania, Leonardo Mancini, quien se adentró directamente en el tema del Aguinaldo, destacando que «si el espíritu salesiano habita en nosotros, no podremos dejar de interesarnos por los jóvenes en el sorprendente y alentador descubrimiento del sueño que Dios tiene para ellos».
Joan Lluis Playà, Delegado del Rector Mayor para el Secretariado de la Familia Salesiana y, por lo tanto, Coordinador de estas Jornadas, invitó a «vivir con intensidad y entusiasmo el evento, en el cual las palabras clave de los años anteriores: levadura, corazón, amor, cristianos y ciudadanos, esperanza, santidad, todas convergen en la palabra sueño, porque esta abarca toda la vida de Don Bosco, su visión».
Variedad y difusión del carisma salesiano
Muy significativa fue la llegada al escenario de treinta y dos personas, representativas de los cinco continentes, cada una llevando un cubo con el cual se construyó un muro de cartón que mostraba los símbolos de los grupos de la familia salesiana.
Cada uno de estos bloques dio una fuerte impresión visual de la consistencia de la variedad y la difusión del carisma salesiano. Así, se creó un ambiente de alegría antes de ver el video que presenta el Aguinaldo 2024. Lo introdujo el Rector Mayor, revelando el proceso de elección del tema: «A doscientos años del Sueño de los Nueve Años, no podía ser otro el hilo conductor. ¡Fue aprobado de inmediato por unanimidad!».
La exposición sobre las líneas seguidas en la redacción de este documento tradicional que alienta el camino del año fue para el Card. Á.F. Artime el espacio para compartir una «hermosa impresión obtenida de sus visitas en diez años como Rector Mayor en ciento veinte naciones: ¡ver cuántas personas en el mundo hacen el bien todos los días es extraordinario!». Las resumió en cuatro puntos esenciales:
- El sueño que Don Bosco tuvo alrededor de los nueve años tiene las características de una visión profética. Fue esto lo que guio toda su vida, como hombre y sacerdote. A los setenta y dos años, solo al final de su experiencia laboriosa y dolorosa, comprendió su pleno valor, ¡y la maravillosa presencia de María Auxiliadora a su lado!, cuando celebró la última Misa en el Sagrado Corazón de Roma en el altar dedicado a Ella;
- La importancia de recuperar el pensamiento salesiano en torno a ese sueño, surgido de la memoria transmitida a sus hijos, comenzando por Don Rinaldi (el Rector Mayor del primer centenario del sueño) para consolidarse y profundizarse con cada cambio de liderazgo, hasta Don Pascual Chávez;
- Los protagonistas del sueño son los niños y niñas, y deben ser el sujeto principal de la acción salesiana también hoy. María de Nazaret es compañera fundamental. En este punto, el Rector Mayor se detuvo para subrayar: «Si un salesiano no lleva en el corazón un verdadero amor a la Auxiliadora, formalmente pertenece a la familia salesiana, pero de hecho, y lo decimos cordialmente, pertenece a otra organización».
La explicación de este carácter es «la dimensión femenina y materna que acompañó la misión de Don Bosco. Lo digo con el corazón: los huérfanos que acogía necesitaban sentirse en casa, en una familia, amados». Consagradas o laicas, las figuras femeninas en la Familia Salesiana no deben ser consideradas como «cooperadoras» para la gestión de algún aspecto operativo, sino como expresión de la voluntad del Santo de tener no solo una madre del Cielo, sino mujeres a su lado, con sus especificidades; - La imagen de los lobos y los corderos puede parecer de otra época. Pero si los jóvenes de los barrios marginales de Turín llevaban consigo un cuchillo, hoy los encontramos en muchos contextos con armas de fuego. «En la sociedad actual nos enfrentamos a una violencia mucho mayor que hace veinte años. Y esto nos hace pensar en cuánto más necesario es hoy el carisma salesiano».
Doce deseos, “pequeños sueños”
En el Aguinaldo 2024, el X Sucesor de Don Bosco expresó doce deseos, doce «pequeños sueños» que le gustaría ver realizados: «Nuestra familia tiene buena salud, pero siempre podemos dar más. El mundo de hoy tendrá una realidad mejor si manifestamos la esperanza y la frescura de nuestro actuar. Démoslo lo mejor que podamos, mostremos que no hemos perdido los sueños». Si son como el sueño de Don Bosco, también harán soñar. Sobre todo a los más pobres: «Nacimos para los más necesitados. No ha cambiado ni una coma de las primeras constituciones de la Congregación, no podemos pensar en otras formulaciones. El Espíritu Santo continúa sosteniéndonos si garantizamos que la fidelidad carismática está activa».
María Auxiliadora sigue siendo maestra, como en el sueño de los Nueve Años; por eso, al final de la asamblea, el primer día propuso el testimonio en video de los miembros de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), que destacaron la fuerza que sostiene a la familia cristiana.
Los días en los que se han desarrollado las Jornadas se han vivido con momentos de reflexión, oración y encuentro en torno a los lugares de Don Bosco. Un momento significativo fue el tiempo de la presentación de las diferentes maneras, extendidas por los cinco continentes, de vivir el sueño de Don Bosco: Ecuador, España, Camboya, El Salvador, Sicilia, etc…
Para Joan Lluis Playà, Delegado del Rector Mayor para el Secretariado de la Familia Salesiana «Estas jornadas son una oportunidad para encontrarse, conocerse, intercambiar experiencias y sobre todo enriquecerse carismáticamente». Los destinatarios del sueño de Don Bosco son los jóvenes, y la reflexión va encaminada a la puesta en marcha y seguimiento del servicio dedicado a ellos. Con una ventaja adicional: la de que los propios jóvenes se vuelvan creativos y proactivos. No es casualidad que la imagen que el Santo dejó a sus hijos prevea «corderos» que se convierten en «pastores», y ésta es la dinámica constante de la experiencia del Oratorio: los «lobos» recogidos y acogidos con amor se convierten en quienes encarnan la vida nueva en Jesús, se convierten en su «testimonio» a los ojos de los demás jóvenes, y afrontan – con una competencia que deriva de su experiencia – las fronteras de la acción educativa».