Concedida la medalla «Pro Ecclesia Gadicense et Septense» a título póstumo para don Antonio Rodríguez Lucena

8 noviembre 2023

Con motivo de la próxima celebración, el domingo 12 de noviembre, del día de la Iglesia Diocesana, el obispo diocesano, Mons. Rafael Zornoza, hará entrega de ocho nuevas medallas «Pro Ecclesia Gadicense et Septense». Esta distinción, que se presentó en el marco del Año Jubilar por el 750 Aniversario del Traslado de la Sede de Medina Sidonia a Cádiz y el 600 de la creación de la diócesis de Ceuta, reconocen la dedicación de personas de la diócesis en favor de la Iglesia en ámbitos como la cooperación en la misión evangelizadora, la atención a la comunidad parroquial, la caridad o el desarrollo de iniciativas pastorales.

D. Antonio Rodríguez Lucena, SDB, (a título póstumo), don Diego Valencia Pérez (a título póstumo),Carmen Pemán Medina, Eduardo Abadía Tenorio, Jesús Costa Regueiro, Fermín Leiva Molina, Juan Vivas Rodríguez, y Encarnación Chica Merino, de la Institución Teresiana, son las personas cuya labor en la comunidad diocesana se verá reconocida con esta distinción.

En esta ocasión, Mons. Rafael Zornoza hará entrega de las medallas en dos celebraciones que tendrán lugar en la Catedral de Cádiz, el próximo domingo 12 de noviembre, a las 12.00 horas; y en la Parroquia de Nuestra Señora de la Palma de Algeciras, el miércoles, 15 de noviembre, a las 19.00 horas.

El ejemplo de don Antonio

Nació en Écija, en 1948. Llamado por el Señor a la vida consagrada, hizo su profesión religiosa en 1963. Tras realizar sus estudios eclesiásticos en San José del Valle, Turín, Sanlúcar la Mayor y Sevilla, fue ordenado presbítero en 1977. A lo largo de su dilatado ministerio, desarrolló su labor pastoral en diversas localidades de las provincias de Sevilla, Badajoz y Cádiz. A raíz del atentado que sufrió en enero de este año, se le detectó un cáncer, que provocó que su salud fuese menguando, aunque no así su ministerio presbiteral y su atención a la parroquia.

Entregó su alma al Señor el pasado 9 de octubre, a los 75 años de edad, 59 de salesiano y 45 de sacerdocio. Sus hermanos salesianos, y cuantos le trataron, le recuerdan como un salesiano entregado, hombre de fe, trabajador, responsable y muy devoto de María Auxiliadora.

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