VIVIR A FONDO | CICLO B – XIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

1 julio 2024

MC 6,1-6

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y los seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?». Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

No es fácil dar testimonio de nuestra fe entre conocidos o familiares. La incomprensión o el escepticismo parecen, a menudo, obstáculos insalvables. Pero tan sólo lo parecen. Si escuchamos la llamada, si seguimos el camino, hallaremos la fuerza para que nuestro ejemplo tenga eco entre aquellos que sepan mirar y escuchar.
Proverbios 4, 10-13

“Atiende a mis palabras, hijo mío, hazlas tuyas y aumentarán los años de tu vida. Yo te llevaré por el camino de la sabiduría: te haré andar por el buen camino, en el que no habrá estorbos a tu paso, en el que no tropezarás aun cuando corras. Aférrate a la instrucción y no la descuides; ponla en práctica, pues es vida para ti.

“Dice Apuleyo en Las Floridas, que Dios no entregó nada al hombre que no conllevase alguna dificultad; así como también en la alegría mayor hay oculta una lamentación, aunque sea pequeña, por la mezcla de hiel y miel: no hay rosa sin espinas.”

Joan Lluís Vives (La guarda de l’ànima)