ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO B – X DOMINGO DE TIEMPO ORDIARIO

3 junio 2024

X DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo B (Mc 3, 20-35)
ORACIÓN

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

1. LEE…

¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Mc 3, 20-35)
En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo. Porque se decía que estaba fuera de sí. Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios». Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas: «¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa. En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre». Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo. Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dice: «Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les pregunta: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Comentarios:
¿Quién es Jesús? Ésta es la pregunta que centra el relato de este evangelio. Unos lo niegan. No se abren a la presencia de Dios en Jesús. Y lo califican de endemoniado. Los parientes le tienen por loco. Pero, también se presenta María, la Madre, con sus parientes, los adictos a Jesús, que forman parte de su familia espiritual porque escuchan y cumplen la Palabra.

Los letrados y fariseos en su afán de desacreditarlo, se desplazan desde Jerusalén hasta Galilea y llegan a acusar a Jesús de blasfemo y portador del mal total. Merece, por tanto, la lapidación. Esta acusación es la que a Jesús le llevará a la sentencia final: ser condenado a muerte por blasfemo.

Jesús se enfrenta verbalmente a tal acusación y descubre su contradicción: Si Satanás expulsa a Satanás, él mismo se está destruyendo. Pero, Jesús es consciente del poder divino y se siente el más fuerte, que domina las fuerzas del mal en sí mismo. Su misión es: destruir el mal que los mismos hombres realizan. Él viene a dar la salvación total.

Jesús propone e invita a seguirle. Él ofrece toda la salvación. No la impone a la fuerza. Y el hombre, que es libre, tiene el riesgo de rechazar el Espíritu, la energía de Jesús contra el pecado, el Amor de Dios, manifestado en Él.

Éste es el drama del ser humano: rechazar el Amor de Dios, que le ofrece la felicidad total. Dios está siempre dispuesto a perdonarnos. Pero, cada uno tiene que arrepentirse para poder abrir las puertas de su conciencia a la acción salvadora del Señor.

Jesús mira alrededor y serena su interior y dulcifica sus palabras, al contemplar aquella familia espiritual que trata de entenderle y seguirle. Entre ellos, la Madre, que seguramente estaría inquieta por conocer más a fondo el misterio de la persona y misión de su Hijo.

2. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

“Haz que mire el bien que hay a mi alrededor y los valores.”

“Haz que reconozca lo que buenamente hacen tantas personas que, desde la sencillez, hacen el mundo más habitable”

– “Él nos habla en el camino”
– “¡Quédate con nosotros!”

3. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Señor Jesús, has que mire el bien que hay a mi alrededor y los valores,
Que no critique a los que hacen lo que buenamente pueden,
Que reconozca a tantas personas que, desde su sencillez,
Hacen el mundo más habitable.

4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra,
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo Jesús
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

Fuente Oración: Evangelio al dia 2024 Ed. CCS

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