NARRADOR: En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
JESÚS: Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
NEN 1: ¿Vida eterna? ¿Qué nos quieres decir con vida eterna?
NARRADOR: Nos quiere decir que vivirá para siempre. Pero atento que aún no ha terminado.
JESÚS: Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
NEN 2: Su hijo es Jesús, ¿verdad? Entonces, como yo creo en él, me salvaré.
NARRADOR: Claro, todos los que creemos el Él y hacemos lo que Él nos enseñó viviremos para siempre.
Pero escuchad, que esto os lo explica ahora.
JESÚS: Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».
Necesito tu luz y tu verdad
para poder realizar todos mis compromisos
desde el amor.
Quiero reconocerte en todo y en todos,
como una expresión de mi entrega,
por amor, a tu voluntad.