ESTUDIO DE LA PALABRA| CICLO B – I DOMINGO DE CUARESMA

12 febrero 2024

VI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO Ciclo B (Mc 1,12-15)
ORACIÓN

Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.

(B) PASOS PARA LA MEDITACIÓN

1. LEE…

¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.

Texto (Mc 1,12-15)
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; vivía con las fieras y los ángeles lo servían. Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Comentarios:

La condición mesiánica de Jesús y su filiación divina no le sustraen de la historia humana y, consiguientemente, tampoco de sus pruebas y sufrimientos. Al contrario. Le sumergen de lleno en la lucha que en esta historia se libra. También él, como verdadero hombre, tiene que vivir el desierto de la prueba y recorrer el duro camino que conduce a la salvación. Pero ¿en qué consiste esa prueba purificadora de su estancia en el desierto? Marcos, a diferencia de Mateo y Lucas, no ofrece aquí la respuesta. Intentará darla a lo largo de toda su obra, porque la tentación se prolongará durante todo el desarrollo de su misión. Siempre habrá alguien que pretenda disuadirlo, apartado del camino que el Padre le ha trazado. Su vida será una constante lucha entre el «fuerte» y el «más fuerte» (véase Mc 3 21-30), lucha que concluirá en una victoria definitiva para él, anunciada ya desde ahora con las imágenes de los animales salvajes y los ángeles a su servicio (véase Gn 2 y 3). Jesús era el segundo Adán, que, venciendo a quien venció al primero, restablecerá para toda la creación el proyecto original de Dios.

Con estas indicaciones del prólogo el lector creyente queda orientado para emprender ya, de manera correcta, la lectura y meditación de todo lo que sigue. Ha de evitar falsas esperanzas y triunfalismos peligrosos. La alegre noticia de Jesús, Mesías e Hijo de Dios, no va a seguir el esquema ya gastado de los honores, el esplendor y la gloria. Va a asumir los rasgos insólitos de la debilidad, la lucha y el sufrimiento.

2. MEDITA…

¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Sugerencias:

“Señor, nos llamas al desierto con Jesús; un desierto poblado de tentaciones y peligros. Donde sólo tu voz y tu Palabra se hacen encuentro para nosotros.”

“Nos llamas, Padre, como a Jesús al desierto. Lugar de intimidad, de encuentro y de diálogo”

– “Venga a nosotros tu Reino”
– “Venga tu Espíritu”

3. CONTEMPLA Y REZA…

¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Sugerencias:

Señor,
hazme dócil al Espíritu, como lo fuiste tú,
cuando te condujo al desierto, donde fuiste tentado.
Muchas veces, el Espíritu nos lleva donde no queremos ir.
Señor, dame valor para no abandonar y para conocer
con humildad lo que necesito de Ti.

4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.

6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.

Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.

Fuente Oración: Evangelio al dia 2020 Ed. CCS

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