Creemos que estás en medio de nosotros, Padre, y en nuestro interior;
creemos que el Espíritu de tu Hijo nos impulsa.
Te pedimos que no dejamos de estar abiertos al Espíritu,
y que sepamos escuchar sus insinuaciones.
Que venga sobre nosotros tu Espíritu
que nos ayude a conocer más a tu Hijo
a través de la Palabra que ahora escucharemos.
¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.
Texto (Jn 1,35-42)
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¡Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)». Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».
Comentarios:
Este relato de vocación difiere profundamente del que nos ofrecen los sinópticos. Es un relato de vocación-testimonio, porque lo que el texto nos ofrece es el descubrimiento y desvelamiento que hacen los discípulos de la persona de Jesús, que es el Mesías, aquel del que escribieron Moisés y los profetas, Rabí, el Hijo de Dios, el Rey de Israel. La comprensión del misterio de Jesús no es cuestión de un golpe de vista, ni del análisis psicológico de una de sus frases. Su vida, muerte y enseñanzas deben ser consideradas globalmente. Unas explican y dan sentido a las otras, y todas ellas comienzan a iluminarse desde la pascua. Por eso debe afirmarse sin rodeos la inverosimilitud de estos títulos cristológicos en labios de los discípulos en este momento. Lo que hace el evangelista es trasladar a este primer momento lo que los discípulos descubrieron posteriormente en Jesús. No hay fraude. Únicamente cambio de perspectiva. Por otro lado, este es un fenómeno común en el evangelio, en el que es imprescindible distinguir siempre varios niveles: el histórico, el cristológico, el eclesial… Hoy se hallan tan armoniosamente superpuestos que nos dan la impresión de constituir un solo nivel.
2. MEDITA…
¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Sugerencias:
“Los discípulos continuaron su búsqueda, porque eso es el camino de la fe, una búsqueda.”
“Los grandes acontecimientos, que nos llenan de sentido profundo, no se olvidan jamás.”
– ¿Qué buscas?
– “Señor, ¿dónde vives?
3. CONTEMPLA Y REZA…
¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Sugerencias:
Señor,
aquí estoy, quiero hacer tu voluntad.
tengo que reconocer que en la medida en
que me acerco a ti puedo experimentar que tú
te vas acercando a mí, como luz, alegría y vida.
Muéstrame, con un lenguaje que yo entienda,
qué es lo que quieres de mí.
Aquí estoy para hacer tu voluntad.
4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.
6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.
Gracias, Padre, por lo que me has revelado con esta Palabra.
Ayúdame a progresar en el conocimiento de tu Hijo, Jesús,
y hazme dócil a la acción del Espíritu en mi vida.
Fuente Oración: Evangelio al dia 2023 Ed. CCS