La gente “que sobra”

6 junio 2016

Las entidades cristianas de acción social y la gente "que sobra"

Uno de los reproches que a veces se hace, desde el interior de la misma Iglesia, a las entidades cristianas que trabajamos en el campo de la inserción social es la de que no podemos ser "sólo" una ONG más. Cuando lo escucho lo primero que me pasa por la cabeza es que ojalá al menos lo fuéramos. Significaría que estamos realizando realmente lo que nos pide Mateo 25. O que, en el espíritu de este Año Santo de la Misericordia, vivimos y llevamos a la práctica con coherencia con nuestra fe, "las obras de misericordia", tanto las materiales como las espirituales.

Esto viene más al caso que nunca. El Papa Francisco en el Evangelii Gaudium dice un no decidido a la economía de la exclusión que olvida tantas personas, que no se interesa por los que menos tienen, que descarta a gente considerada como "desecho sobrante" (EG, 53). Y al mismo tiempo nos hace una fortísima llamada a cuidar de los más frágiles.

Voluntad de las entidades de acción social
La mayoría de entidades cristianas que trabajamos en el campo social hemos nacido para dedicarnos a estas personas. Muchas han realizado unos muy buenos procesos técnicos y profesionales para dar buenas y adecuadas respuestas en el campo de la atención social, la formación y la inserción sociolaboral. Tienen a menudo un buen reconocimiento social y un buen vínculo con las personas que atienden, aunque realizan a menudo su tarea en condiciones nada sencillas: situación de precariedad económica de muchas de ellas; excesiva dependencia de las administraciones y de sus políticas erráticas en algunos casos; dificultad de llevar a cabo un verdadero trabajo comunitario y en red profesional; burocratización creciente…

A pesar de estas dificultades y otras que podríamos añadir, queremos seguir trabajando no sólo "para" las personas más empobrecidas, sino "con" las personas más empobrecidas. El objetivo es siempre el apoderamiento y crecimiento personal de los destinatarios de nuestras intervenciones y su integración social.

Una acción comunitaria en red
Este trabajo lo queremos llevar a cabo coordinadamente, cada vez creando más comunidad y más red. Y lo estamos haciendo en muchos lugares y de muchas maneras.

La Red de entidades cristianas de acción caritativa y social de Lleida, en la que estoy implicado, creo que es un buen ejemplo. La constituyen dieciséis entidades eclesiales del territorio del Obispado de Lleida. Son entidades que, desde 2007, suman esfuerzos en favor de las personas más vulnerables. Este trabajo coordinado permite unir esfuerzos, compartir dificultades, hacer mejor el análisis de las situaciones que se van viviendo, buscar los criterios más evangélicos en nuestras intervenciones, organizar acciones y formaciones conjuntas y ser una voz representativa ante las diversas administraciones y los demás agentes sociales.

Haberse constituido en Red ha permitido coordinarse también con las otras entidades sociales que trabajan en el campo de la sensibilización o del trabajo social como son la Coordinadora de ONG o la Federación de Voluntariado social. Yendo de conjunto se puede ser también una voz más potente de denuncia del empobrecimiento creciente que padecemos y del grave incremento de las desigualdades sociales; y permite plantear conjuntamente las relaciones con las administraciones públicas y las actitudes de denuncia, y colaborar al mismo tiempo en las acciones a adoptar ante "los recortes" en sanidad, educación y atención social.

Perspectivas desde la realidad
Ser red más que hacer red. Hacer todo este trabajo en común supone la dedicación de muchas horas, que a menudo no se tienen, o que incrementan los costes de unas entidades ya muy debilitadas. Más allá de la buena voluntad o disposición de quienes están al frente de estas entidades, a menudo aparecen dificultades como los personalismos o los diferentes ritmos y/o las diferentes opciones para el trabajo comunitario que se toman en cada territorio. Más que hacer red deberíamos ser red. Todos tenemos experiencias de plataformas que nos ayudan, posibilitan y potencian el propio trabajo, y de plataformas puramente nominales, de escaparate, que lo que hacen es hacer perder tiempo.

Identidad cristiana de las entidades. Experiencias de éxito como la Red de entidades cristianas de acción caritativa y social de Lleida, ayudan a mostrar la identidad cristiana de las entidades que la forman y darle presencia pública. Son un signo profético y anuncio del Reino de Dios. Al hacerlo se convierten en evangelizadoras. Esta acción social de la Iglesia se plantea no tanto desde una voluntad de proselitismo, sino desde la gratuidad que nos pide el mismo evangelio. Y con el estilo y carisma que cada una de las entidades aporta como específico. No siempre es sencillo mantener esta coherencia. La presencia de muchos voluntarios nos ayuda.

Fidelidad a los destinatarios prioritarios. Como tampoco es sencillo en los momentos actuales mantener la fidelidad a quienes son los destinatarios prioritarios de nuestras entidades, los que "sobran". Corremos el riesgo de que también "sobren" entre nosotros. Cuántas veces nos encontramos con condicionantes casi insalvables de documentación y requisitos formales para que los podamos incorporar a nuestros servicios como la documentación en regla. O se establecen nuevos requisitos para poder participar en los proyectos como: estar inscrito en el paro, la Garantía Juvenil, tener o dejar de tener alguna titulación … O que las exigencias que se nos piden como indicadores finales haga que muchas personas no puedan seguir los itinerarios que ofrecemos. Por ejemplo, un número de inserciones estables que si no se cumplen impiden seguir ofreciendo estos servicios.

Creo que tenemos el riesgo grave de terminar no dando respuesta a los colectivos en situación de mayor vulnerabilidad: los últimos, los excluidos, los "descartados". Creo que esto no debería dejarnos tranquilos y deberíamos vivir como una verdadera llamada.

¿No habría que crear un "cuarto sector?" Normalmente se nos incluye dentro del tercer sector. Quizás deberíamos crear un "cuarto sector" recuperando el espíritu de la inserción, la fidelidad a los más pobres de cada lugar, con medios pobres, con los pobres, más que por los pobres, ayudando a prevenir más que a recuperar, sin dependencias de administraciones, bien unidos a la comunidad humana y cristiana de cada lugar. No decidiendo nunca por nadie, sino preguntando siempre con humildad: ¿qué quieres que haga por ti?

Joan Valls Ferrer, SDB.
Salesianos Lleida. 
 

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