NARRADOR: En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: el reino de los cielos es como un hombre que, a punto de viajar a otro país, llamó a sus criados y los dejó al cargo de sus negocios. A uno le entregó cinco mil monedas a otro dos mil y a otro mil: a cada cual conforme a su capacidad. Luego emprendió el viaje.
DISCÍPULO 1: ¿y que hicieron con el dinero?
NARRADOR: El criado que recibió las cinco mil monedas negoció con el dinero y ganó otras cinco mil. Del mismo modo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. Pero el que recibió mil, fue y escondió el dinero de su señor en un hoyo que cavó en la tierra.
DISCÍPULO 2: ¿y qué pasó?
NARRADOR: Al cabo de mucho tiempo regresó el señor de aquellos criados y se puso a hacer cuentas con ellos. Llegó primero el que había recibido las cinco mil monedas, y entregando a su señor otras cinco mil le dijo:
CRIADO 1: Señor, tú me entregaste cinco mil, y aquí tienes otras cinco mil que he ganado.
JEFE: Muy bien, eres un criado bueno y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.
NARRADOR: Después llegó el criado que había recibido las dos mil monedas, y dijo:
CRIADO 2: Señor, tú me entregaste dos mil, y aquí tienes otras dos mil que he ganado
JEFE: Muy bien, eres un criado bueno y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo.
DISCÍPULO 1: ¡Qué bien lo hicieron, seguro que estaba muy contento con los tres!
NARRADOR: Por último llegó el criado que había recibido mil monedas y dijo a su amo:
CRIADO 3: Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso tuve miedo; así que fui y escondí tu dinero en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.
JEFE: Tú eres un criado malo y holgazán. Puesto que sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí, debías haber llevado mi dinero al banco, y yo, a mi regreso, lo habría recibido junto con los intereses.
DISCÍPULO 2: Este no lo hizo bien, si no intentamos hacer las cosas no podemos mejorar.
JEFE: Quitadle a este las mil monedas y dádselas al que tiene diez mil. Porque al que tiene, se le dará más y tendrá de sobra; pero al que no tiene, hasta lo que tiene se le quitará. Y a este criado inútil arrojadlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes.
Pero quiere que las utilicemos, que no las escondamos, que no tengamos miedo. Si lo hacemos, veremos nuestras mejoras.
No nos podemos quedar lo que Dios nos ha dado solo para nosotros, tenemos que dar el máximo de nosotros para todos.
ayúdame a trabajar los regalos, los talentos que me has dado,
que no tenga miedo a arriesgarlos y pueda multiplicarlos.
Dame la confianza que necesito para que con ellos pueda ayudar
a todos mis amigos.