NARRADOR: En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
JESUS: Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran imprudentes y cinco eran prudentes. Las imprudentes, al coger las lámparas, no llevaron aceite de recambio; pero, las prudentes se llevaron una vasija de aceite con las lámparas.
DISCIPULO 1: ¿pero les hizo falta el aceite de las vasijas?
JESUS: El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
DISCIPULO 2: ¿Pero necesitaron el aceite?
JESUS: Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”
DISCIPULO 1: Pero le dieron, ¿no?
JESUS: Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
DISCIPULO 2: ¿Qué paso al final?
JESUS: Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».
ayúdame a tener un corazón alerta y vigilante,
para hacer siempre el bien a las personas que quiero.
No dejes que mi llama encendida para ti se apague.