Para el Rector Mayor don Ángel Fernández Artime este pasado lunes ha sido un día de una intensidad comparable a la de una carrera con metas volantes y sprint final, ganada con total autoridad. Las etapas volantes, Montilla y Antequera; la meta, Granada.
Tras un saludo de Buenos días a los alumnos del colegio salesiano de Córdoba, el Rector Mayor llegó a Montilla bajo una lluvia persistente que en nada mojó el entusiasmo de la comunidad educativa de esta pequeña pero centenaria casa salesiana, visitada por nueve de los diez rectores mayores de la Congregación Salesiana.
Fue un acto de recepción breve pero muy entusiasta: don Ángel Fernández saludó al alcalde de la localidad, Rafael Llamas, antiguo alumno del centro quien afirmó: “Difícilmente ningún montillano no habrá pasado por este patio”. El Rector Mayor destacó que siempre se hablaba de esta obra con el hermoso apelativo de “casa salesiana”.
A medio día, fue la presencia salesiana de Antequera la que recibió con los brazos abiertos al décimo sucesor de Don Bosco. Una casa-hogar muy humilde que emocionó al Rector Mayor, quien no dudó en calificarla como “otro Valdocco”, con lo que significa de estar de una manera muy semejante a como lo hizo Don Bosco en ese barrio de Turín. A todos los alumnos les dijo: “No dejéis de sentir que creemos en vosotros porque valéis mucho”.
Ya en Granada, el Rector Mayor pasó unas horas con los postnovicios y formadores de la comunidad Virgen de las Nieves. A primeras horas de la tarde mantuvo una larga charla con todo el grupo. Entre los asuntos destacados, la importancia de la formación, la conformación del salesiano buen pastor, el proceso de maduración personal y el aprendizaje de vivir la misión compartida con los laicos.
La meta final de esta jornada estaba en la presencia salesiana del popular barrio del Zaidín. La recepción fue apoteósica, con toda la comunidad educativa presente en el patio, recibiendo su saludo y escuchando una breves palabras suyas en las que dio gracias a los padres por ser los primeros educadores de sus hijos y deleitó a los pequeños con una graciosa anécdota culinaria, traída de las selvas amazónicas que ha visitado.
La concelebración eucarística celebrada en la iglesia de esa casa salesiana contó con la mención especial a los miembros de la Familia Salesiana granadina presentes en la misma, pero también tuvo palabras de ánimo para los jóvenes; a los padres y madres participantes les aseguró: “un padre y una madre que se toman en serio colaborar con el sueño de Dios sobre sus hijos, hacen una labor fascinante: la construcción de un hogar, de una familia”.