Ayúdame, Padre, a confiar de verdad en tu fuerza y en tu ayuda.
Ayúdame a creer que puedes hacer de mí una persona nueva,
testimonio coherente y alegre de tu presencia en mi vida.
Ayúdame a estar atento a la Palabra que ahora voy a meditar
y a las posibles llamadas que me harás a través de ella.
1. LEE…
¿Qué dice el texto?
Atiende a todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas. Para la comprensión del texto te pueden servir los comentarios que te ofrecemos a continuación.
Texto (Mt 13,24-43)
En aquel tiempo dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los senadores del pueblo: «Oíd otra parábola: Un hacendado plantó una viña, la cercó con una valla, cavó en ella un lagar, edificó una torre para guardarla, la arrendó a unos viñadores y se fue de viaje. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, mandó sus criados a los viñadores para recibir su parte. Pero los viñadores agarraron a los criados, y a uno le pegaron, a otro lo mataron y a otro lo apedrearon. Mandó de nuevo otros criados, más que antes, e hicieron con ellos lo mismo. Finalmente les mandó a su hijo diciendo: Respetarán a mi hijo. Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: Éste es el heredero. Matémoslo y nos quedaremos con su herencia. Lo agarraron, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos viñadores?». Le dijeron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros viñadores que le paguen los frutos a su tiempo». Jesús les dijo: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; esto ha sido obra del Señor, una maravilla a nuestros ojos?» «Pues bien, os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios para dárselo a un pueblo que pague sus frutos.
Comentarios:
La parábola de los viñadores infieles refleja bien el contexto agrícola de Galilea, en donde los grandes latifundios se alquilaban a los trabajadores a cambio de una parte de los frutos. En su forma más antigua esta parábola estaba centrada en la muerte del hijo. Con ella Jesús expresó la certeza de su íntima relación con el Padre, y el presentimiento de un final trágico, semejante al de otros enviados de Dios. Los primeros cristianos, que conocían su victoria sobre la muerte, añadieron la cita del Salmo 118, orientando el mensaje de la parábola hacia la resurrección de Jesús. Finalmente, Mateo, teniendo en cuenta la experiencia vivida por su comunidad, hizo de la parábola una explicación del rechazo de Jesús por parte de Israel, y de la entrega del reino a la Iglesia. En su forma actual la parábola es una alegoría. El comienzo alude al canto de Is 5, 1-7, donde la viña representa a Israel. Los viñadores son los jefes del pueblo, que han rechazado a los enviados de Dios en diversas ocasiones, apedreándolos y matándolos. La suerte del Hijo no ha sido distinta, sino el colmo de toda esta dolorosa serie de atropellos contra el diseño de la viña. Los viñadores se obstinan en no dar los frutos en el tiempo oportuno. La parábola concluye con una interpelación a los oyentes: ¿Qué os parece? ¿Qué hará el dueño de la viña cuando vuelva?, una pregunta que encontró pronto respuesta en dos acontecimientos de la iglesia naciente: la resurrección de Jesús y el nacimiento de la iglesia cristiana, como una comunidad distinta del judaísmo. La respuesta de Dios al rechazo de Jesús por parte de Israel ha sido en primer lugar resucitarle de entre los muertos, convertir en piedra angular la piedra desechada por los expertos; y en segundo lugar quitar el reino a Israel y entregárselo a un pueblo que dé frutos (Mt 21, 43).
En Mateo el acento principal de la parábola no está ya en la muerte y la resurrección de Jesús, sino en la razón de ser de la Iglesia. El evangelista pretende explicar la ruptura entre el judaísmo y la iglesia cristiana, y exhortar a su comunidad para que no se deje llevar por la comodidad y la autocomplacencia, sino que esté siempre dispuesta a dar a su tiempo los frutos que pertenecen al reino, es decir, a poner en práctica la voluntad de Dios expresada en las palabras de Jesús. Esta parábola, colocada en el centro de la sección, tiene una gran importancia en el conjunto del evangelio. Al principio la buena noticia fue dirigida sólo a Israel (Mt 10, 5-6), pero el pueblo elegido ha rechazado insistentemente la invitación a acoger el reino. Por eso, Jesús fue congregando en torno al grupo de los discípulos un “nuevo Israel”, cuya misión será anunciar a todos los pueblos la salvación (Mt 28, 16-20). El reino ha sido quitado a Israel y entregado a este nuevo pueblo mesiánico congregado por Jesús.
2. MEDITA…
¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?
Sugerencias:
– Hemos olvidado lo esencial: no estamos para ilustrar, hacer teorías, estamos en la viña para “producir frutos”.
– Sin frutos todo es ornamental, decoración, vacío
• “Tu Reino es Vida “
• “Venga a nosotros tu Reino “
3. CONTEMPLA Y REZA…
¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…
Sugerencias:
• Has invertido, Señor, mucho en nosotros, Ayúdame
a no ser codicioso con los frutos de tu viña.
4. ACTÚA…
¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?
5. COMPARTE…
Si la Lectio se hace en grupo, podéis compartir con sencillez lo que cada uno ha descubierto, para enriquecimiento del grupo.
6. DA GRACIAS…
Puedes acabar este momento con una oración: expresa a Dios lo que has vivido, dale gracias por lo que te ha manifestado, y pide al Espíritu que te haga pasar de la Palabra a la vida.
Te damos gracias, Padre, por este momento de oración,
por todo lo que nos has hecho llegar con tu Palabra.
Que todo lo que hemos recibido no quede inerte dentro de nosotros,
sino que crezca para poder ser transmitido a los demás.
Fuente (comentarios y sugerencias): http://www.siervas-seglares.org