NARRADOR: En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
JESÚS: Escuchad otra parábola.
NIÑO 1: Me gusta como habla Jesús con parábolas. Así le entendemos muy bien.
NIÑO 2: A ver qué nos quiere decir hoy.
NARRADOR: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’. Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
NIÑO 1: Yo les denunciaría y que les llevaran a la cárcel.
NIÑO 2: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».
NARRADOR: Y Jesús les dice:
JESÚS: ¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.
Nos dice que los viñadores han perdido la relación con el dueño, cuando él les ha cuidado con Amor.
Dios nos con su paciencia infinita nos sigue esperando para que volvamos a El.
y generosidad, sin querer ser el dueño.