Como viene ocurriendo desde hace décadas en Jerez, jóvenes de los últimos cursos de los actuales niveles de bachilleratos, ciclos formativos de grado medio y superior de la Casa Manuel Lora Tamayo, casi doscientos en esta ocasión, recibieron la bendita insignia de antiguo alumno de Don Bosco, en el transcurso de la Eucaristía celebrada en el Santuario de María Auxiliadora de Jerez, presidida por el salesiano Manuel Anselmo Tomé Ríos, a quien acompañó en el altar, el también salesiano Antonio Gutiérrez Bernabé.
En su homilía, don Anselmo evocó el gesto espontáneo de gratitud de aquel grupo de primeros antiguos alumnos liderado por Carlos Gastini, que volvieron a Don Bosco, el 24 de junio de 1870; encuentro que repitieron al año siguiente cuando visitaron de nuevo a su padre y maestro, el día de su santo. Aquella feliz iniciativa se consolidó en el tiempo, siendo germen del actual movimiento exalumnal salesiano. Seguidamente, el joven y querido presbítero aseguró que la gratitud es virtud reservada a los mejores, concluyendo que es de bien nacido el ser agradecido y por ello, los antiguos alumnos y antiguas alumnas de Don Bosco, pertenecen al grupo de los bien nacidos.
Por su parte, el presidente de la asociación local de Jerez, Juan Antonio Flores Padilla, destacó lo importante del asociacionismo típicamente salesiano, subrayando los enormes beneficios que reporta a cada individuo, pertenecer a uno de los grupos cristianos más singulares y numerosos, creado fundamentalmente para crecimiento espiritual y social de quienes tuvieron la suerte de formar parte del bendito sueño de un hombre formidable tocado por el Espíritu Santo y protegido en todo momento por María Auxiliadora. Concluyó su intervención con una invitación general a formar parte del colectivo, que en Jerez, hunde sus raíces en el lejano 1954.
Tras la comunión, se produjo la bendición de insignias que fueron impuestas por presbítero, presidente y tutores, a quienes, en unión de sus familiares y amigos, llenaron el Santuario consagrado a la Virgen de Don Bosco en la capital del vino. Jornada jubilosa que concluyó con una entrañable convivencia en la Sala Bartolomé Garelli, por parte de numerosos jóvenes que lucían con orgullo, el emblema que les recordará para siempre que Don Bosco es protector y tutor que les guía y precede.