En la recta final del Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé, que finalizará mañana día 1 de enero, hay ya nostalgia y mucha alegría por lo vivido. Cerca de 30.000 jóvenes de todos los países de Europa se han dado cita en Valencia desde el pasado 28 de diciembre para celebrar este encuentro ecuménico que ya tiene nueva ciudad de acogida para 2016: Riga.
La participación de la casa salesiana de San Antonio Abad ha consistido en coordinar la acogida de más de sesenta jóvenes, entre peregrinos y voluntarios, mayoritariamente italianos y polacos pero también lituanos y serbios. 27 familias vinculadas a la Parroquia de San Antonio Abad han abierto las puertas de sus casas y durante unos días han acogido, como a uno más, a los peregrinos. Es el caso de Enrique, que participó hace 20 años durante tres Pascuas en actividades de Taizé, y que no dudó en ofrecer alojamiento cuando la parroquia salesiana hizo un llamamiento de colaboración a sus feligreses. “Creo que la acogida es el secreto del éxito de Taizé”, explica Enrique que aloja a dos jóvenes polacos. “Sería muy fácil que las iglesias, los centros juveniles, abrieran sus puertas para albergar a los jóvenes”. Para Enrique la clave está en acercar culturas, crear vínculos, romper fronteras y superar barreras, entre ellas la del idioma. “Existe un gesto universal – señala- y es la sonrisa. Puede que no me entiendas pero si te sonrío sabes que te estoy acogiendo”.
Tanto Enrique como Amparo, una de las jóvenes de San Antonio Abad que está ayudando en la coordinación de los grupos de peregrinos, coinciden en que se trata de una experiencia muy enriquecedora. “Yo no conocía Taizé hasta hoy y para mí ha sido una oportunidad. He podido acercarme a culturas diferentes, a personas de otros países, compartiendo una misma fe y, además, practicar inglés”, cuenta Amparo, a quien le gustaría participar en un próximo encuentro.
Muchos jóvenes que han sido acogidos en San Antonio Abad ya conocían la Congregación salesiana, principalmente los italianos, pero no todos, como es el caso de Reichel, que viene desde Inglaterra para participar por primera vez en un Encuentro Europeo. “La gente es muy amable, estoy muy contenta”, asegura. Lo que más le ha gustado de los salesianos es el papel activo y social de la parroquia con la comunidad, “la Iglesia sabe bien lo que necesita la gente”, añade.
Santiago Muñoz, salesiano de San Antonio Abad, se ha encargado de coordinar la acogida, junto a Juan Manuel Gómez, coordinador general de pastoral de la casa salesiana de la calle Sagunto de Valencia. “Ha sido una experiencia muy positiva, de encuentro, de acogida, muy enriquecedora compartiendo la fe con otras personas y otros ambientes no salesianos”, valora. “El lenguaje de la fe y el cariño nos ha hecho entendernos y sentirnos familia”, concluye Santiago.
La parroquia de San Antonio Abad ha ofrecido a los jóvenes del Encuentro tres experiencias de esperanza: el testimonio del “Grupo Martes”, los albergues de San Juan de Dios y el testimonio de Carmina Llopis, quien ha realizado múltiples prácticas de voluntariado cristiano en comunidades muy necesitadas de Centroamérica, Cuba, India y África.
El Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé finaliza mañana en Valencia tras recibir 2016 con una gran celebración de la Paz y la comida de Año Nuevo que muchos jóvenes celebrarán con sus familias de acogida y otros en las comunidades locales.