La tarde del 18 de diciembre de 1859 en el Oratorio de San Francisco, en la habitación de don Bosco, se reunieron algunos jóvenes con el objetivo de "promover y conservar el espíritu de verdadera caridad que se requería en la obra de los Oratorios para la juventud abandonada y en peligro"; así escribe don Alasonatti en el acta de aquel encuentro. A continuación se lee en la misma acta: "Gustó por lo tanto a los Congregantes erigirse en Sociedad o Congregación que, teniendo por objetivo la recíproca ayuda para la santificación propia, se propusiera promover la gloria de Dios y la salud de las almas, especialmente de las más necesitadas de instrucción y de educación”.
No tardó en darse cuenta de que todo el bien que hacía por sus chicos se perdía con las malas influencias del exterior y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos primeros fueron inaugurados en 1853. En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran 500.
Desde su fundación, la congregación creció rápidamente: en 1863 había 39 salesianos y a la muerte del fundador eran ya 768.
El 2 de febrero de 1860 es aceptado el primer coadjutor. El 23 de julio de 1864 llega de la Santa Sede el "decreto de alabanza de la Sociedad". Más tarde, el 1 de marzo de 1.869, 15 años después, llega su aprobación y, finalmente, el 3 de abril de 1874 llega la aprobación de las Constituciones por parte de la Santa Sede.
Desde la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora unidos en este día como la antesala a un año de gracia, recordando de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos. Juntos con Don Bosco.