Jesús invita a sus amigos a tener un corazón grande, es decir generoso, parecido al de Dios Padre. Un corazón capaz de prestar algo a quien lo necesite, aunque sepamos que no puede devolverlo; hablar bien de los que hablan mal de ti. Porque amar a quien te ama, hablar bien de quien habla bien de ti ¿qué mérito tiene? Eso lo hace cualquiera. Hay una frase de Jesús preciosa, con la que anima a sus seguidores a ser buenos, a fondo perdido: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”
Padre bueno, yo sé que estás aquí, dentro de mí.
Que me conoces y me amas.
Tú sabes que te quiero y deseo ser siempre tu amigo.
Conoces mis pensamientos, mis sentimientos y deseos.
Te doy gracias porque me conoces y me amas.
Yo también quiero conocerte bien, sentirte a mi lado,
para amarte y hacerte conocer y amar.
Gracias, Señor, por estar aquí
Vamos a jugar

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